China está tratando de recuperar el dinero prestado a Venezuela, país que había prometido pagar con envios de petróleo. Foto de archivo.
China está tratando de recuperar el dinero prestado a Venezuela, país que había prometido pagar con envios de petróleo. Foto de archivo.

Beijing, 14 de feb. (Dow Jones) -- Cuando China tramó el primero de una serie de acuerdos de petróleo por préstamos con Venezuela en 2007, esa pareció una combinación perfecta. Venezuela tenía las mayores reservas de petróleo del mundo y China estaba a punto de convertirse en el mayor consumidor de energía.

Doce años y más de 50 mil millones de dólares en préstamos después, una crisis política en Venezuela está amenazando la retribución a China y llevando a Beijing a un enfrentamiento de poder, ya que apoya a un líder venezolano que Estados Unidos tiene la intención de derrocar.

Es un conflicto con Washington del que Beijing bien podría prescindir, ante los esfuerzos por resolver una disputa comercial que pesa sobre la economía china.

La creciente crisis de Venezuela también está dañando la credibilidad de China en Latinoamérica, al tiempo que alimenta las críticas en el extranjero -y un debate en el país-- sobre sus préstamos en el extranjero, ahora que otras naciones también enfrentan problemas de deuda relacionados con los préstamos chinos.

En público, China se unió a Rusia para apoyar al presidente venezolano Nicolás Maduro, luego que Estados Unidos y varias otras naciones reconocieran al líder opositor Juan Guaidó como el jefe de estado del país en enero.

Recientemente, en la celebración del Año Nuevo Lunar realizada en el Hotel Gran Meliá de Caracas, la capital venezolana, el embajador chino, Li Baorong, dijo que Beijing se oponía al “hegemonismo e intervencionismo”.

Felicitó a Maduro por su nuevo mandato en el cargo, ofreciendo “intercambiar puntos de vista sobre cuestiones de gobierno más estrechamente".

Sin embargo, tras bambalinas, hay una profunda preocupación en Beijing acerca del por qué su aventura venezolana le resultó contraproducente y cómo puede salvar su inversión, de acuerdo con expertos en relaciones entre ambos países, algunos de los cuales dijeron que China probablemente estaba construyendo canales con el bando de Guaidó.

Beijing “mantiene un estrecho contacto con todas las partes a través de diversos medios” y desea trabajar con todas las partes para facilitar las negociaciones, dijo Geng Shuang, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, cuando se le preguntó si el gobierno chino estaba en contacto con Guaidó.

“Independientemente de la situación, nuestra cooperación no debe verse afectada”, dijo Geng.

Venezuela aún le debe a Beijing alrededor de 20 mil millones de dólares, de acuerdo con estimaciones del Ministerio de Comercio de China.

Además de eso, China es el segundo proveedor de armas más grande del país latinoamericano detrás de Rusia y, de acuerdo con el conteo de Beijing, tenía tres mil 200 millones de dólares en inversiones directas en 2017. Entre estas se encuentran al menos tres empresas conjuntas entre China National Petroleum, o CNPC, y la petrolera estatal Petróleos de Venezuela, o PdVSA.

El mes pasado, el Tesoro de Estados Unidos impuso sanciones a PdVSA en un intento por quitarle a Maduro el control de la riqueza petrolera de Venezuela --medida que potencialmente limita la capacidad de su gobierno para pagarle a Beijing.

Las inversiones de China ahora están en riesgo con Maduro, y Beijing también reconoce que una administración de Guaidó respaldada por Estados Unidos podría negarse a honrar las deudas pendientes.

El Ministerio de Comercio de China explicó esta preocupación recientemente. “Si el partido de oposición llega el poder en el futuro, un nuevo gobierno venezolano podría aducir ‘proteger los intereses nacionales’ como razón para renegociar los términos del contrato con China e incluso simplemente negarse a pagar las deudas restantes”, dijo el ministerio en su última previsión de las inversiones en Venezuela

“China ha aprendido una importante lección de esto”, dijo un asesor del gobierno chino para Latinoamérica. “Tenemos que hacer las cosas sobre una base comercial, considerando las condiciones del mercado, y no por el bien de la apariencia y los acuerdos entre ambos gobiernos”.

La decisión de China de incrementar los préstamos a Venezuela hace 12 años se debió a la percepción imperativa de asegurar los suministros de petróleo para impulsar su creciente economía en un momento en que la demanda mundial impulsaba los precios del crudo a 100 dólares por barril. Lo que facilitó el acuerdo fue la perspectiva de tener una base estratégica en el patio trasero de Estados Unidos, así como un mercado potencialmente lucrativo para sus fabricantes de armas, constructores de represas e ingenieros ferroviarios chinos.

Desde entonces, China ha otorgado a Venezuela más de 50 mil millones de dólares en préstamos, reembolsables en petróleo, dijo el Ministerio de Comercio de China; investigadores independientes estiman la cifra en más de 62 mil millones de dólares.

El arreglo funcionó bastante bien durante los primeros cinco años. Las exportaciones de petróleo de Venezuela a China se dispararon y las compañías chinas obtuvieron contratos para desarrollar proyectos venezolanos, incluido lo que se denominó como el primer ferrocarril de alta velocidad de Latinoamérica.

El apoyo chino fue fundamental para Hugo Chávez, el entonces presidente de Venezuela. Él canalizó los préstamos chinos a fondos que estaban bajo su control personal, financiando programas que ayudaron a reelegirlo en 2012, incluido uno que vendía refrigeradores, televisores y otros electrodomésticos al público con un descuento.

Los problemas se hicieron más relevantes poco después de que Maduro tomó el poder en 2013. La producción petrolera de Venezuela se desplomó con la caída de los precios del crudo y crónica la falta de inversión, y los ingresos se desviaron por la corrupción y el gasto en seguridad y bienestar social.

Los reembolsos de Venezuela a China parecen haber disminuido a un mínimo desde alrededor de 2015 luego de una renegociación de los términos, dijeron expertos chinos y extranjeros.

Ante esas fricciones y el colapso de la economía venezolana, muchos proyectos chinos, incluido el tren de alta velocidad, se han estancado y muchas empresas chinas han retirado su personal, de acuerdo con personas que trabajan para esas compañías.

Beijing ha apoyado a Maduro, quien anunció después de una visita a Beijing en septiembre que había obtenido otros cinco mil millones de dólares de financiamiento chino. Xi Jinping, el presidente de China, expresó su apoyo a la cooperación de ambos países.

Aun así, China tiene herramientas limitadas para respaldar a Maduro. Es poco probable que una mayor asistencia financiera o de seguridad mitigue la crisis política y una intervención militar directa -- algo en lo que Beijing tiene poca experiencia-- no es una opción realista hasta ahora desde las costas chinas, dijeron expertos.

Además, China está cautelosa de verse envuelta en un conflicto de poder con Estados Unidos, que se ha negado a descartar la intervención militar en Venezuela, en un momento en que las relaciones China-EUA se han agriado en un rango de temas que van desde el comercio hasta los ciberataques y el conflicto del Mar de China Meridional.

El apoyo de Beijing a Maduro también corre el riesgo de alienar a otros países latinoamericanos que han respaldado a Guaidó y socavar la imagen que Beijing cultiva como un facilitador del desarrollo y la estabilidad para otras naciones en desarrollo.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 14/02/2019

Etiquetas: China Venezuela Préstamos Petróleo Crisis Política Costos Oposición Juan Guaidó Nicolás Maduro EUA