El presidente del Comité del Comisariado Ejidal de Tenextepango, Martín Ortíz Salazar, al centro con el micrófono, participa en una reunión a orillas del Río Cuautla para protestar la puesta en marcha de la termoeléctrica de Huexca y la consulta organizada por el presidente López Obrador para determinar su futuro. Foto Sentido Común/Eduardo García.
El presidente del Comité del Comisariado Ejidal de Tenextepango, Martín Ortíz Salazar, al centro con el micrófono, participa en una reunión a orillas del Río Cuautla para protestar la puesta en marcha de la termoeléctrica de Huexca y la consulta organizada por el presidente López Obrador para determinar su futuro. Foto Sentido Común/Eduardo García.

Cuautla, 21 de feb. (Sentido Común) -- Este sábado y domingo el presidente Andrés Manuel López Obrador llevará a cabo una nueva consulta popular para determinar si conviene o no echar andar una termoeléctrica en el poblado de Huexca, en el estado de Morelos.

     La oposición a la central eléctrica de algunos pobladores, quienes han bloqueado la construcción de un acueducto necesario para que funcione la planta de ciclo combinado, propiedad de la empresa eléctrica estatal Comisión Federal de Electricidad (CFE), hizo que el mandatario optara por organizar el sondeo en las comunidades que se han visto afectadas, o podrían verse afectadas, por la termoeléctrica a fin de determinar su futuro.

    Pocos dudan que el resultado del nuevo ejercicio de democracia participativa que ha organizado López Obrador para este fin de semana, resulte contrario a su voluntad: la puesta en marcha de la termoeléctrica, con una capacidad de generación de cerca de 620 megawatts y que servirá para satisfacer la demanda eléctrica del estado de Morelos, la única entidad en el país que no cuenta con una planta generadora de electricidad.

     La oferta de bajar las tarifas de luz a las comunidades que han padecido la edificación de la termoeléctrica, incluidas las que sufrieron el tendido del gasoducto que suministrará el gas natural que requiere la nueva central eléctrica y que atravesó los estados de Tlaxcala, Puebla y parte de Morelos, hará, muy probablemente, que la mayoría de quienes participen en la consulta voten a favor del proyecto.

     Claro que si bien con ello López Obrador habrá ganado una carta más a favor del encendido de la termoeléctrica, que representó una inversión de cerca de 20 mil millones de pesos (cerca de mil millones de dólares) para CFE, es también poco probable que logre su objetivo.

      Diversas organizaciones campesinas y comunales del estado de Morelos no sólo están en contra de la puesta en marcha de la termoeléctrica, ubicada a la entrada del poblado de Huexca, a unos 12 kilómetros de distancia de la ciudad de Cuautla, en Morelos, sino que han dicho que desconocerán y no aceptarán los resultados de la consulta.

     “¿Que pasa si gana López Obrador la consulta? Que esa consulta va a ser correr sangre. [Con ella] está declarada la guerra”, dijo un dirigente comunitario en un mitin celebrado el miércoles para manifestarse contra la termoeléctrica y protestar la consulta que anunció hace dos semanas el jefe del poder ejecutivo mexicano.

     El dirigente prefirió no dar a conocer su nombre ante los temores que desató entre los ejidatarios el asesinato, enfrente de su domicilio, del activista y dirigente, además de opositor a la planta termoeléctrica, Samir Flores Soberanes, la madrugada del miércoles.

     Así, la consulta y su resultado se están rápidamente convirtiendo en el reto más complejo e inusual que hasta ahora ha enfrentado López Obrador en sus casi tres meses al frente del gobierno de México.

      Si bien a lo largo de su carrera política, el mandatario nunca ha evadido una confrontación, éstas, por lo general, las ha tenido para combatir las injusticias e inequidades que comúnmente aquejan a los que menos tienen.

     Las frases que ha acuñado López Obrador a lo largo de su carrera política, como “primero los pobres” o la “mafia del poder”, resumen --de cierta manera-- la esencia de su sentir político como luchador y defensor social.

     Sin embargo, ahora la reyerta que enfrenta el mandatario en torno a la termoeléctrica de Huexca es con diversas organizaciones sociales, que no podrían estar más alejadas de las élites o de los intereses que a lo largo de más de 40 años ha denunciado y combatido López Obrador.

     El pleito es, en esta ocasión, con diversos grupos, como la Asamblea Permanente de Pueblos de Morelos (APPM), que representan a cerca de seis mil ejidatarios, quienes están en pie de lucha por defender el agua del Río Cuautla, que temen desaparezca, decrezca o quede contaminado si la planta termoeléctrica de Huexca, extrae el líquido de ese afluente para su operación.

     Hasta ahora los ejidatarios han bloqueado los esfuerzos de CFE para construir el último tramo, de cerca de 125 metros de longitud, de un acueducto que espera permita llevar el agua de una planta de tratamiento de agua en la afluente a la termoeléctrica para el enfriamiento de su proceso generador de electricidad.

     La empresa contempla, obviamente, reinsertar parte del líquido al Río Cuautla para así afectar en la menor cantidad posible a las comunidades agrícola morelenses, que por décadas han usado el agua del río para sus sembradíos y para mantener su forma de vida campesina.

     La oposición de los ejidatarios a la construcción del último tramo del acueducto se debe a que no confían en que el gobierno de López Obrador lleve a cabo todas las obras que ha sugerido que hará para garantizar a los comuneros que el agua que regrese la termoeléctrica no estará contaminada, tenga la temperatura adecuada, y para que ellos puedan usarla de una manera más eficiente.

     “El agua va a venir contaminada, no somos tontos”, dijo Martín Ortíz Salazar, presidente del Comité del Comisariado Ejidal de Tenextepango, durante la reunión para protestar la puesta en marcha de la termoeléctrica.

     Otros, de igual manera desconfían del impacto que tendrá en sus actividades la puesta en marcha de la planta generadora, independientemente de las garantías que han ofrecido las autoridades gubernamentales para mitigar los posibles efectos negativos.

     “Mira por sentido común, hay un tubo, vamos a pensar de este tamaño de ancho que van a jalar el agua, y van a regresar por un tubito de este tamaño”, dijo otro representante de las comunidades que viven a las orillas del Río Cuautla y quien prefirió no dar a conocer su nombre.

     La desconfianza en el gobierno de López Obrador ha además crecido porque cuando el hoy presidente de México visitó a las comunidades campesinas de Cuautla en 2014 renegó de la construcción de la termoeléctrica al decir, de acuerdo al portal noticioso Pie de Página: “¿cómo poner en la tierra de [Emiliano] Zapata, el mejor dirigente social que ha tenido México, una termoeléctrica? Es como poner una planta nuclear en Jerusalén. Nosotros vamos a defender, como sea, a los pueblos”, en clara referencia al héroe campesino revolucionario proveniente de esa entidad.

     El mismo nieto de Zapata, quien visitó al presidente López Obrador en Palacio Nacional a inicios de enero para declarar 2019 como el año de su abuelo, criticó al mandatario durante el encuentro a orillas del Río Cuautla por no cumplir con su palabra.

     “Él dijo estar en contra de ese proyecto, tanto de la termoeléctrica, del gasoducto y del acueducto y que iba a defender con todos los pueblos. Ahora, ¿se va a tragar todas esas palabras que él dijo? Que nos conteste de frente y que nos dé el derecho de hablar y tenemos todas las pruebas para demostrar que ese proyecto de termoeléctrica no es viable en esta zona”, dijo Jorge Zapata.

     El enojo que miles de ejidatarios tienen hoy contra quien pensaban sería su defensor, subió de tono luego que el mandatario describió a los opositores a la termoeléctrica, durante una visita a Cuautla hace unos días, como “opositores radicales de izquierda” o “conservadores”, algo que en lugar de ganar el favor de los comunitarios, los enfocó más en su contra, elevando los costos de lo que esté en juego para el mandatario.

     Es “una consulta ilegal, ilegítima, inequitativa, que en lugar de resolver un conflicto que por años ha existido, lo ha acrecentado, por no tomar en cuenta a las comunidades afectadas por no escucharlas”, dijo otro comunitario en el mitin contra la termoeléctrica del miércoles

 


Fecha de publicación: 21/02/2019

Etiquetas: México economía gobierno electricidad industria eléctrica CFE agua Morelos conflicto social