Trump podría triunfar en temas que fracasaron Bush y Obama en su relación con China, pero debe tener cuidad de no tropezarse con la misma roca. Foto AP.
Trump podría triunfar en temas que fracasaron Bush y Obama en su relación con China, pero debe tener cuidad de no tropezarse con la misma roca. Foto AP.

12 de mar. (Dow Jones) -- En 2003, Dan Sullivan, entonces miembro del personal de seguridad nacional de la Casa Blanca, estaba en la Oficina Oval cuando el viceprimer ministro de China prometió al presidente George W. Bush que el país arreglaría el robo de propiedad intelectual. No lo hizo

En 2015, Sullivan, en ese tiempo un primerizo senador republicano de Alaska, vio al presidente chino Xi Jinping prometer al presidente Obama que China no robaría secretos comerciales a través del pirateo cibernético o que no militarizaría el Mar de China Meridional. “¿Ha cumplido China estas promesas?, no”, declaró Sullivan en el Senado a principios de este mes.

Hoy, dijo Sullivan, el presidente Trump puede triunfar donde fracasaron Bush y Obama: en lograr cambios estructurales en las leyes, la economía y el comportamiento de China. “Le doy crédito al presidente por llevarnos a este punto en este momento”, dijo Sullivan en una entrevista.

La pregunta es, ¿Se mantendrá firme Trump? Bush y Obama fracasaron en parte porque les importaban otros asuntos más que si China cumplía sus promesas: contrarrestar las ambiciones nucleares de Corea del Norte e Irán y combatir la crisis financiera mundial y el cambio climático. Quienes se mostraron reacios a castigar a China, excepto a través de las normas aprobadas por la Organización Mundial del Comercio (OMC).

En contraste, Trump asumió el cargo decidido a detener lo que él consideraba prácticas injustas que inflaron el déficit comercial de Estados Unidos; le importaron poco las alianzas y la OMC. Después darle prioridad inicialmente a la ayuda de China a Corea del Norte, le impuso aranceles y amenazó con aumentarlas aún más si China no satisfacía las quejas de Estados Unidos antes del 1 de marzo. El Departamento de Justicia intensificó las investigaciones de irregularidades cometidas por compañías chinas, en particular el fabricante de equipos de telecomunicaciones Huawei Technologies.

Sin embargo, Trump ahora puede verse tentado a conformarse, al igual que sus antecesores, con compromisos menos firmes por parte de China sobre su cambio estructural, aunque por diferentes motivaciones: un mercado de valores más alto y agricultores felices.

China aún tiene que cumplir demandas clave de Estados Unidos para poner fin a la transferencia forzada de tecnología y otras prácticas discriminatorias. Sin embargo, Trump ha pasado por alto a la fecha límite del 1 de marzo y ha comenzado a prepararse para participar en una cumbre con Xi.

“No se puede permitir que fracase una cumbre así”, dijo Brad Setser, quien trabajó en el comercio de China con Obama y que ahora está en el Consejo de Relaciones Exteriores. Andy Laperriere, de la correduría Cornerstone Macro, dijo a sus clientes recientemente: “Es obvio que Trump quiere llegar a un acuerdo, y el estándar de lo que considera un buen acuerdo sigue disminuyendo”.

Esto socava la influencia de Robert Lighthizer, el Representante de Comercio de Estados Unidos, que se basa en una disposición para alejarse y hacer efectivos los aumentos de aranceles amenazados.

Irónicamente, Lighthizer es una autoridad en los fracasos de presidentes anteriores para hacer cambiar a China.

“Se nos dice que Estados Unidos necesita la ayuda de China en una variedad de temas geopolíticos”, declaró ante un panel del Congreso en 2010 como abogado privado. Pero eso simplemente permitiría que la mala conducta de China “continúe indefinidamente; siempre habrá algún tipo de crisis en la que podamos usar la asistencia de China”.

Estados Unidos no debería haber renunciado a las leyes comerciales unilaterales en favor de la OMC, dijo, que “simplemente no está diseñada para lidiar con un sistema legal y político tan en desacuerdo con las premisas básicas sobre las cuales se fundó la OMC”.

Lighthizer ha enfurecido a aliados de Estados Unidos por marginar a la OMC e imponerles aranceles a su acero, aluminio y, posiblemente, automóviles. Aun así, incluso los críticos admiten que eso ha llamado la atención de China, y ha afectado a los mercados, de una manera que las administraciones anteriores no lo han hecho.

La economía de China claramente ha sufrido en respuesta: su actividad manufacturera y las exportaciones se han desacelerado drásticamente en los últimos meses.

De acuerdo con informes, China ha acordado comprar más soya estadounidense y gas natural, fortalecer la protección de la propiedad intelectual y ampliar el acceso de los extranjeros a algunos sectores tales como las finanzas. Sin embargo, el país puede haber hecho la mayor parte de eso de todos modos.

Grupos como Business Roundtable y la Cámara de Comercio de Estados Unidos tienen una larga lista sobre lo que incluiría un acuerdo genuino, como la eliminación de restricciones a la inversión extranjera y el requisito de almacenar sus datos a nivel local.

Además, China otorgaría licencias a empresas extranjeras sin la obligación de tener un socio chino y derogaría las preferencias del gobierno central y local que tienen por los proveedores nacionales en sectores estratégicos.

Además, los reguladores de la seguridad cibernética no requerirían la divulgación del código fuente; un árbitro independiente escucharía las disputas de propiedad intelectual, y la OMC recibiría las apelaciones; y China publicaría todos los subsidios a las empresas estatales, tal y como lo exige la OMC.

Xi bien podría nunca aceptar esas medidas si él cree que infringen la soberanía china o que socaven sus aspiraciones económicas. También puede apostar a que si Estados Unidos no comercia con China, otros lo harán. De hecho, la cuota de mercado global de Huawei está creciendo, de acuerdo con Dell'Oro Group, incluso cuando Estados Unidos está presionando a los aliados para que la boicoteen.

Sullivan dijo que Estados Unidos debe estar preparado para tal contingencia: “Si no podemos lograr esas reformas estructurales y un mecanismo de aplicación para que China cumpla con sus compromisos, creo absolutamente que sería mejor continuar esta batalla. Habrá un fuerte apoyo bipartidista para que el presidente y su equipo se mantengan firmes”.

¿Y si Trump se conforma con algo menor? Hubiera sido mejor que no haber hecho nada, dijo Scott Kennedy, un experto en China Center for Strategic and International Studies: “No hubiéramos dañado las relaciones con nuestros aliados o creado volatilidad en los mercados durante dos años”.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 13/03/2019

Etiquetas: EUA China Negociación Aranceles Reformas Estructurales Robo Propiedad Intelectual Sociedades Participación