El presidente Andrés Manuel López Obrador (derecha y al frente), acompañado del empresario Alfredo Harp (a su lado derecho) durante la inauguración del saló de la fama del beísbol a finales de febrero en la ciudad de Monterrey, NL. Foto Presidencia de la República.
El presidente Andrés Manuel López Obrador (derecha y al frente), acompañado del empresario Alfredo Harp (a su lado derecho) durante la inauguración del saló de la fama del beísbol a finales de febrero en la ciudad de Monterrey, NL. Foto Presidencia de la República.

22 de mar. (Bloomberg) -- El presidente Andrés Manuel López Obrador con frecuencia describe a las élites empresariales como una mafia corrupta, pero cuando se trata de promover su deporte favorito, está dispuesto a ceder y convivir con éstas.

López Obrador planea mañana sábado participar en la tradición estadounidense que ya tiene un siglo de antigüedad de realizar el primer lanzamiento de un juego de béisbol, ayudando así a inaugurar el nuevo estadio de los Diablos Rojos de México, mismo que tuvo un costo de tres mil 900 millones de pesos (207 millones de dólares).

El equipo, que jugará un partido de exhibición con el equipo de prospectos ‘AAA’ de Los Padres de San Diego, es propiedad del multimillonario Alfredo Harp Helú, el ex propietario de Citibanamex, la filial mexicana del banco estadounidense Citigroup. Harp es también dueño minoritario de Los Padres

López Obrador, quien asumió el cargo en diciembre, ha sido un apasionado fanático del beisbol, desde su infancia que pasó en una apacible población del Tabasco. Él recuerda con cariño jugar el jardín central, usando una pelota y un bate hechos en casa, y escuchar las transmisiones de radio de los juegos estadounidenses en español.

Si bien, rara vez ha viajado fuera de México, sí hizo una excepción para asistir al Juego de Estrellas 2016 que se escenificó en San Diego, California, al que llevó a su hijo menor y donde se tomó una foto con el famoso David Ortiz, también conocido como ‘Big Papi’, el ex estrella retirado de los Medias Rojas de Boston.

 

Objetivo loable

López Obrador está impulsando el pasatiempo nacional estadounidense al sur de la frontera para promover el ejercicio y combatir la epidemia de obesidad que azota al país y ha encontrado un aliado poco probable en Harp Helú.

El presidente criticó la forma en que el empresario, de 75 años, y sus socios, quienes adquirieron del gobierno el control de Citibanamex por tres mil 200 millones de dólares en 1991, lo vendieron a Citigroup en cuatro veces esa cifra una década más tarde, utilizando una estrategia bursátil que evitó pagar impuestos.

Pero López Obrador y Harp Helú, primo de Carlos Slim, el hombre más acaudalado de México, formaron una sociedad de admiración mutua el mes pasado en la inauguración del Salón de la Fama del béisbol mexicano con sede en Monterrey, un centro que costó 20 millones de dólares y que Harp Helú construyó. El presidente incluso tomó un turno en la jaula de práctica de bateo.

 

Pasatiempo yanqui

En Estados Unidos, la tradición de que el presidente realice el primer lanzamiento de la temporada comenzó en 1910 con William Howard Taft.

El deporte también tiene una larga historia en México. Algunos antecedentes se remontan a la guerra México-Estados Unidos de 1848. Otros se relacionan con la expansión de la inversión y la influencia cultural de Estados Unidos a fines del siglo XIX y principios del XX con el crecimiento de los ferrocarriles, incluso en el estado natal de López Obrador, Tabasco.

El deporte es más popular en el norte del país, cerca de la frontera con Texas y en el sureste. El béisbol también recibió un gran impulso en la década de los ochenta por el fenómeno lanzador mexicano Fernando Valenzuela, quien ganó los premios Cy Young y Novato del Año mientras ayudaba a los Dodgers a ganar un título de Serie Mundial.

La liga mexicana, conformada por 16 equipos, tiene un reconocimiento de nivel ‘AAA’ en Estados Unidos, aunque sus equipos no están afiliados a los clubes de las Grandes Ligas de Béisbol, también conocidas como la Gran Carpa.

Hay una larga tradición de líderes izquierdistas obsesionados por el béisbol en América Latina. La cual comenzó con Fidel Castro, el revolucionario cubano. Años después se le unió Hugo Chávez en Venezuela. Después de que Chávez asumiera el cargo a finales de la década de los noventa, ambos reunían a sus equipos de béisbol para jugar unos contra otros y hasta jugar ellos mismos. Obvio, ambos eran lanzadores zurdos.

Las metas de López Obrador incluyen abrir escuelas de béisbol para preparar a más mexicanos para que jueguen en las Grandes Ligas y ganar torneos internacionales. Aquellos que buscan ver el nivel más alto del béisbol estadounidense pueden viajar a Monterrey para asistir a la serie de dos juegos de temporada regular entre los Rojos de Cincinnati y los Cardenales en abril próximo y entre los Dodgers y los Astros de Houston en mayo.

¿Quién sabe? Tal vez el presidente decida incluso asistir. 

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo                          

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Fecha de publicación: 21/03/2019

Etiquetas: México AMLO López Obrador Beisbol Afición Harp Helú Citi Banamex