Por la presión de los nacionalistas, los sucesivos gobiernos daneses han mantenido la inmigración bajo un control estricto.

     Pero ahora, paradójicamente, ante la posible escasez de mano de obra, el ministerio de hacienda del país nórdico que mereció titulares mundiales por confiscarles sus objetos de valor a los refugiados está tratando de hacer valer el caso de que necesita más trabajadores extranjeros.

     El análisis estadístico de las cifras del ministerio, basado en grandes cantidades de datos de la asistencia social, trata de contribuir con hechos concretos a un debate que es a menudo muy emotivo y que ha jugado un papel decisivo en las campañas electorales de Europa, Estados Unidos y Oriente Medio.

     La conclusión de Dinamarca es muy sencilla: hasta el más humilde de los puestos de trabajo de tiempo completo es suficiente para convertir a un refugiado no calificado en un amigo generoso de la oficina de impuestos. El punto de equilibrio en Dinamarca se alcanza cuando un emigrante comienza a ganar un salario anual de 200 mil coronas (28 mil 540 dólares) --que se alcanza fácilmente al trabajar 40 horas semanales con el salario mínimo.

 



Fecha de publicación: 20/04/2017

Etiquetas: Dinamarca Mano Obra Refugiados Inmigración Control