1 de jul. (Sentido Común) -- Andrés Manuel López Obrador, capitalizando el enojo de la población por los altos niveles de inseguridad, violencia, corrupción y desigualdad social que aquejan al país, logró, en su tercer intento, ganar la carrera presidencial, un acto democrático que otorga el gobierno de México por primera vez en su historia a una coalición de partidos de oposición con una visión social más igualitaria y en la que el Estado jugará un papel más preponderante.

Con el resultado electoral preliminar que ofrecieron las autoridades electorales y que dio a López Obrador y su coalición Juntos Haremos Historia una ventaja de más de 30 puntos porcentuales sobre su más cercano perseguidor, él habrá capitalizado una larga historia política que lo llevó desde activista defensor de poblaciones indígenas en su natal estado de Tabasco cuando joven, hasta jefe del gobierno de Ciudad de México en el periodo de 2000 a 2005 y ahora a presidente del país para el periodo 2018-2024.

Ante su abrumadora victoria sus tres contrincantes aceptaron, de manera inusual y a los pocos minutos de terminada la jornada electoral, la victoria de López Obrador.

El primero en hacerlo fue José Antonio Meade, de la coalición Todos por México, conformada por los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Verde Ecologista de México (PVEM) y Nueva Alianza (Panal), seguido por Ricardo Anaya de la alianza Por México al Frente que hicieron los partidos Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano (MC), y por Jaime Rodríguez “El Bronco”, un candidato independiente.

Todos felicitaron a López Obrador y le desearon suerte en su próxima gestión.

Su victoria es un hecho sin precedente en la historia política de México no sólo por alcanzar la presidencia sin el respaldo de alguno de los tres partidos políticos tradicionales del país --PRI, PAN y PRD--, sino por haber recibido el mayor porcentaje de votos desde que México tiene una auténtica vida democrática y que se inició en el año 2000 cuando Vicente Fox, miembro del PAN, derrotó al candidato del PRI, un partido que había gobernado al país de manera ininterrumpida por casi siete décadas.

Fox se convirtió así en el primer presidente de la oposición en México, aunque sin el control del Congreso.

López Obrador recibió cerca de 53.4% de todos los votos emitidos, mientras que Anaya llegó en segundo lugar con 22.5% y Meade en tercero con 16.3%, de acuerdo con el conteo rápido de los sufragios que llevó a cabo el Instituto Nacional Electoral (INE), la entidad encargada de realizar las elecciones en México.

Tras su victoria, López Obrador dirigió un mensaje a sus seguidores y los medios de comunicación en el que habló de la necesidad de buscar la reconciliación nacional y en el que repitió muchas de las posiciones que adoptó durante su campaña como el respeto a la vida institucional de México y su compromiso con garantizar las libertades de los mexicanos que consagra la Constitución.

 “El nuevo proyecto de nación buscará una auténtica democracia”, dijo López Obrador, en su discurso tras ser reconocido por las autoridades electorales y sus adversarios como el ganador de la contienda electoral. "Los cambios serán profundos pero se darán con apego al orden legal establecido. Habrá libertad empresarial, libertad de expresión, de asociación y de creencias, se garantizarán todas las libertades individuales y sociales”.

Con su victoria, López Obrador catapultó a su partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y a los institutos políticos aliados, el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Encuentro Social (PES), a un nivel de presencia política nacional que era casi impensable a inicios de la presente administración cuando él decidió, tras perder la elección presidencial de 2012 por casi cinco puntos porcentuales, abandonar las filas del Partido de la Revolución Democrática (PRD) para formar su propio instituto político.

López Obrador, de 64 años de edad, también perdió la elección presidencial de 2006, aunque en aquella ocasión con un margen de 0.6 puntos porcentuales contra el panista, Felipe Calderón. El futuro presidente de México nunca reconoció su derrota y atribuyó su descalabro a un fraude electoral que no pudo probar.

En esta ocasión, ninguno de sus contrincantes dudo del resultado electoral.

 “Creo en la democracia y en ese marco, con responsabilidad reconozco que las tendencias del voto no nos favorecen”, dijo Meade, pocos minutos después de que diversos medios de comunicación dieron a conocer los resultados de sus encuestas de salida. “Con la información pública la coalición Juntos por México no es la triunfadora. . . En este momento habré de reconocer que de acuerdo a las tendencias, fue Andrés Manuel López Obrador quien obtuvo la mayoría, él tendrá la responsabilidad de conducir el poder ejecutivo”.

A las palabras de Meade les hizo eco pocos minutos después Anaya:

 “Porque creo en la democracia, porque soy un demócrata digo hoy ante las y los mexicanos que la información de los resultados con la que cuento me indica que la tendencia favorece a Andrés Manuel López Obrador”.

“Como ya lo hice vía telefónica hace unos minutos, reconozco su triunfo le expreso mi felicitación y le deseo el mayor de los éxitos por el bien de México”, agregó Anaya desde su casa de campaña.

La llegada del candidato de la coalición Juntos Haremos Historia a la presidencia muy probablemente trastocará, en cierta manera, el rumbo de la política económica que ha seguido el país a lo largo de los últimos años. Esto porque el ganador de la contienda electoral ha sido, por años, un duro crítico de las políticas de libre mercado que han adoptado las últimas administraciones en México.

Si bien durante su campaña López Obrador reiteró su interés por mantener finanzas públicas sanas, así como por respetar la autonomía de Banco de México y la libre flotación del peso, él ha atribuido muchos de los males económicos que vive el país, como la pobreza de la mitad de los 125 millones de mexicanos, al sistema económico de libre mercado que ha venido adoptando México a lo largo de las últimas tres décadas.

Algo que no todos los analistas comparten porque en México no se han adoptado plenamente políticas libremercadistas. Por el contrario, muchos creen que en el país se ha implementado un modelo que refleja más el vocablo inglés, crony capitalism, o capitalismo de compadres, que una verdadera economía de mercado.

López Obrador incluso atribuye el incremento de la inseguridad en México no sólo a una pobre aplicación de las políticas sociales gubernamentales, que él muy probablemente buscará cambiar para hacer llegar de forma más efectiva la ayuda gubernamental a quienes menos tienen, sino al modelo económico capitalista.

Claro que en ese sentido, no es claro el margen de maniobra que tendrá López Obrador para hacer cambios de fondo del modelo económico actual. Si bien no enfrentará una férrea oposición en el Congreso de la Unión donde aparentemente contará con una mayoría simple, si tiene el riesgo que si toma medidas equivocadas, éstas podrían tener un alto costo para sus propios planes económicos y sociales.

Si, por ejemplo, López Obrador opta por revertir alguna de las reformas libremercadistas de manera radical, es probable que el país reciba un castigo por parte de los mercados financieros que se vería antes que nada en una degradación de la calificación crediticia de grado de inversión de la que hoy goza México y que le ha permitido reducir el costo de pedir prestado en el exterior.

Si eso ocurriese, el gobierno de López Obrador tendría que destinar más fondos para pagar su deuda externa, lo que a su vez drenaría parte de los fondos que él y su equipo económico quieren usar para re-direccionar el gasto público a fin de ampliar algunos programas sociales, como las pensiones para los adultos mayores, o de crear otros, como las becas educativas para los jóvenes.

Así, es probable que al menos en un inicio López Obrador sea precavido en sus cambios al modelo económico y busque, más que nada, enfocarse en la lucha contra la inseguridad,  la violencia y la corrupción --una tarea que por sí sola se antoja titánica y compleja.

No sólo los niveles de violencia, ocasionados en parte por la “guerra contra el narcotráfico” que ha vivido el país en los últimos dos sexenios, ha dejado más de 200 mil muertos, sino que además millones de mexicanos han sufrido asaltos, robos a domicilio o en su autos, así como delitos menores, cuya reducción o eliminación representará un enorme reto para el próximo presidente de México.

De hecho, los primeros síntomas en los mercados financieros parecerían indicar que los inversionistas confían en que López Obrador no tomará medidas drásticas en materia económica, que reviertan a fondo el modelo actual del país.

El peso, de hecho, logró fortalecerse más de 1% luego de los resultados de las encuestas de salida y de la admisión de la victoria de López Obrador por parte de sus adversarios.

La moneda mexicana llegó a cotizar en los mercados internacionales en un nivel de 19.66 pesos por dólar, frente al cierre del viernes de 19.87 enteros.

Si a esas limitaciones se suma la oposición que enfrentará López Obrador a cualquier intento por revertir ciertas reformas, se antoja difícil que a pesar del buen resultado electoral que tuvo él y su coalición, se atreva a modificar de tajo los cambios en el modelo económico actual.

Incluso algunos creen que él podrá ser el verdadero beneficiario de esas reformas estructurales ya que los frutos de los cambios legales, como la apertura del sector energético a los capitales privados y extranjeros, apenas comenzarán a vislumbrarse en un par de años.

Anaya, al admitir su derrota y reconocer la victoria de López Obrador, advirtió que colaborará con el próximo presidente de México en aquello en lo que coincidan, pero que al mismo tiempo será un firme opositor en aquello en lo que no concuerden.

“Desde aquí le digo al próximo presidente que en las causas que nos son comunes contará con nuestro apoyo”, dijo el candidato de la coalición Por México al Frente. “En las que disentimos encontrará en nosotros una oposición tan firme y frontal como institucional y democrática”.

Tras el reconocimiento de sus adversarios de la victoria de López Obrador, diversos mandatarios internacionales comenzaron a enviar mensajes de felicitación al candidato ganador, al tiempo que una multitud se congregó en el Zócalo de la capital del país para celebrar la victoria de quien fue tres veces candidato presidencial.

“Felicito a Andrés Manuel López Obrador por convertirse en el próximo presidente de México”, dijo, por ejemplo, el presidente estadounidense, Donald J. Trump, en su cuenta personal de Twitter. “Espero con ansias trabajar con él. ¡Hay mucho por hacer que beneficiará tanto a Estados Unidos como a México”.

Por su parte el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, que ha sido duramente cuestionado por el actual gobierno mexicano encabezado por Enrique Peña Nieto, celebró la victoria electoral de López Obrador, también en su cuenta de Twitter, muy probablemente por la postura no intervencionista que el ganador de la elección a sostenido a lo largo de su campaña.

 “Felicito al hermano pueblo mexicano y a su presidente electo, @lopezobrador_. Que se abran las anchas alamedas de soberanía y amistad de nuestros pueblos. Con él triunfa la verdad por encima de la mentira y se renueva la esperanza de la Patria Grande”, dijo el presidente de Venezuela.

Además de su triunfo, López Obrador y sus aliados lograron, de acuerdo a las encuestas de salida, ganar seis de las nueve gubernaturas que estaban en juego, destacando la del estado costeño de Veracruz y la capital del país, dos de las tres entidades más pobladas de México.

Las otras entidades en las que los candidatos de la coalición Juntos Haremos Historia también ganaron fueron: Tabasco, Chiapas y Puebla.

A los reconocimientos que provinieron de fuera, también se dieron los de algunos actores nacionales, como el Consejo Mexicano de Negocios (CMN), la organización empresarial más importante del país, que agrupa a las 50 empresas más grandes de México y que felicitó a López Obrador por su victoria.

 “El Consejo expresa su felicitación a Andrés Manuel López Obrador, candidato por la coalición Juntos Haremos Historia, ya que las tendencias electorales lo dan por ganador para ser el próximo presidente de México. Asimismo, reitera su determinación de colaborar con su gobierno para que México tenga mayor crecimiento y genere más empleos en beneficio de todos”, dijo la organización en un comunicado.

 

César Pérez, Karen Alcalá, Dassaev Rodríguez, Diego Elías y Jairo Ibarra contribuyeron con esta historia.

 



Fecha de publicación: 29/06/2018

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