La cancelación del proyecto para construir el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en el municipio de Texcoco genera preocupación por los efectos negativos que podría tener en la confianza de los inversionistas, pero no es suficiente por ahora para afectar la calificación soberana del país, dijeron analistas de Moody’s Investors Service, en conferencia de prensa.

     Hace dos días Andrés Manuel López Obrador, el presidente electo de México, anunció que al tomar posesión del cargo cancelará la construcción del NAIM en los terrenos de lo que algún día fue el lago de Texcoco, en sintonía con el resultado de la consulta que organizó el equipo de transición el fin de semana pasado.

     Si bien esa situación propició que algunas agencias calificadoras como Fitch Ratings y HR Ratings lanzaran advertencias sobre la señal negativa que envían a los inversionistas al cancelar esa obra, los analistas de Moody’s prefieren esperar al menos seis meses para decidir si tomarán una acción sobre la nota soberana de México.

     “Desde el punto de vista de la calificación soberana esto no ha tenido un impacto directo sobre la calificación ni la perspectiva del soberano”, dijo Jaime Reutsche, analista senior para América Latina, en la reunión con periodistas.

     Moody’s tiene calificada la deuda soberana de México en ‘A3’, o el séptimo escaño dentro del umbral conocido como grado de inversión.

      “Pero sin duda estamos viendo esto como una señal negativa para inversiones de largo plazo, hacia el futuro, que en el mediano plazo puede desincentivar inversiones en la economía y frenar un poco la marcha de la actividad económica que hasta el momento ha venido relativamente favorable”, dijo Reusche.

     No obstante, los especialistas de la agencia dijeron que es una buena señal que el próximo gobierno busque encontrar una solución con los inversionistas que pudieran resultar afectados por la cancelación del NAIM.

     Además, Moody’s también vería con buenos ojos usar la Tarifa de Uso Aeroportuario (TUA) que se cobrará en una hipotética terminal aérea de Santa Lucía para seguir pagando a los bonistas que adquirieron los instrumentos que iban a servir para financiar la construcción del NAIM.

La calificadora seguirá así muy de cerca varios elementos de la próxima administración para poder evaluar los impactos que podrían tener en la evolución de las finanzas públicas.

     En particular, la agencia mencionó tres elementos que serán cruciales para que pueda determinar si hay que modificar o no la calidad crediticia actual del país: el presupuesto de ingresos y egresos que presentará el gobierno entrante en los primeros quince días de diciembre al Congreso, las políticas en materia energética que planea implementar y los proyectos de infraestructura que contempla edificar en los próximos seis años.

     “Seguimos en modo de observación, queremos seguir evaluando y estudiando cómo evolucionan las políticas públicas y cómo podrían impactar todas las medidas que decida tomar el gobierno sobre las cuentas fiscales”, agregó Reusche de Moody’s.

     Claro que al mismo tiempo, los analistas de esa institución reconocieron que la cancelación podría deteriorar las finanzas públicas del país.

     “No sólo eso, pero también vemos que pueden haber contingencias indirectas que puedan golpear las cuentas fiscales”.

      La cancelación de esa obra generó mucha intranquilidad, a pesar que López Obrador y sus colaboradores han dicho que respetarán las obligaciones contraídas por el gobierno en los contratos del NAIM en Texcoco.

     Incluso, los analistas de Fitch Ratings y de HR Ratings bajaron la perspectiva de la deuda de México de estable a negativa, aunque en ambos casos mantuvieron sin cambio la calificación soberana del país.

 




Fecha de publicación: 31/10/2018

Etiquetas: México calificación soberana Moody's aeropuerto NAIM López Obrador