¿Quién come fresas frescas con su plato de cereal por la mañana? Casi nadie, en mi experiencia. Por una razón, las fresas pintarían de rosa las esponjosas hojuelas de maíz. También está el hecho de que una persona que come cereal en su desayuno usualmente está apresurado en la mesa de la cocina y no tiene tiempo para ir a buscar fresas, lavarlas y colocarlas de manera artística en su tazón. Un plátano en rebanadas, tal vez, pero fresas . . . lo dudo.

Sin embargo, la foto en la parte frontal de la clásica caja de cereales a menudo incluye fresas grandes y suculentas como una “sugerencia para servirse así”.

¿Por qué sucede esto? El Dr. Giles Yeo, genetista de University of Cambridge que investiga la obesidad, sostiene que las bayas saludables en la caja de los copos de maíz están ahí para transmitir la ilusión de que el cereal contiene menos calorías. Cuando tomamos esa caja de cereal del anaquel del supermercado, las fresas nos hacen sentir que estamos eligiendo algo fresco que adelgaza, en lugar de una caja llena de carbohidratos refinados y azúcar.

Las fresas en una caja de cereal son un ejemplo de algo llamado la “ilusión de las calorías negativas”, como lo describe el Dr. Yeo en su libro “Gene Eating: The Science of Obesity and the Truth About Diets (Comer genéticamente: la ciencia de la obesidad y la verdad sobre las dietas), que se publicará en Reino Unido en diciembre.

Cuando veamos un alimento saludable junto a otro menos saludable, juzgaremos que la comida en general tiene menos calorías que si vemos únicamente el alimento que es poco saludable. La ilusión de las calorías negativas explica mucho las locas maneras en que nos engañamos con la comida. En mis días de dieta, realmente creía que podía eliminar las calorías del día si tomaba suficiente Coca-Cola Dietética.

El concepto de la ilusión de calorías negativas proviene de Alexander Chernev, de Kellogg School of Management de Northwestern University, quien realizó una serie de experimentos con hamburguesas y que publicó los resultados en la revista Journal of Consumer Psychology en 2010.

El Dr. Chernev descubrió que si le pide a una persona estimar las calorías que tiene una hamburguesa, por lo general estimarán más calorías en una hamburguesa que está sola que las que estime con una hamburguesa acompañada con unos cuantos tallos de apio o una ensalada de zanahoria al costado.

Muchos de los participantes imaginaron que una hamburguesa por sí sola tenía alrededor de 600 calorías, mientras que consideraron que una hamburguesa con el apio tenía más de 500 calorías. Es como si creyéramos que la presencia de alimentos saludables en realidad elimina calorías de los alimentos poco saludables. El Dr. Chernev llamó a esto la “paradoja de la persona que hace dieta”.

En los años posteriores, otros psicólogos han modificado algunos de los hallazgos del Dr. Chernev. Parece que la ilusión de las calorías negativas solo funciona cuando se percibe el contraste entre el “vicio” y la “virtud” entre dos alimentos.

Cuando vemos un platillo saludable con una ensalada adicional, sabemos perfectamente que la ensalada le agregará calorías. Solo cuando el platillo es supuestamente malsano, es que creemos que una fruta o algunas verduras crudas harán que la cantidad total de calorías disminuya.

Una vez que me di cuenta de este fenómeno, comencé a verlo en todas partes. Como lo señala el Dr. Yeo, la ilusión de las calorías negativas explica la mayoría de las sugerencias de servir los platillos en el supermercado, ya sea la hoja de cilantro fresca en una caja de fideos instantáneos o el brócoli en un frasco de queso exprimible.

Eso también me hizo pensar en las comidas para niños que se venden en el gimnasio donde voy. Por lo general, ésta consisten en dedos de pescado o una pizza con una porción abundante de papas fritas y una porción microscópica de verduras: una diminuta flor de brócoli y dos rebanadas de zanahoria.

Las verduras están claramente ahí para hacer que los padres ocupados se sientan mejor al alimentar a sus hijos con comida chatarra para la cena. Es como la guarnición de ensalada con un bistec en la cena, lo que oculta el hecho de que usted se está comiendo la carne roja que debería comer en una semana en una sola sentada.

La ilusión de calorías negativas solo funciona porque estamos muy obsesionados con la idea de los alimentos “buenos” y “malos”. Es cierto que la mayoría de nosotros no comemos suficientes frutas y verduras, pero no solucionamos el problema con una pequeña guarnición aquí o allá.

Y no podemos soportar admitir la terrible verdad de que sí, a veces nos gusta comer papas fritas, así que agregamos algunas judías verdes al plato, como una hoja de parra que oculta nuestra vergüenza gastronómica.

El verdadero desafío es aprender a pensar en las verduras como algo tan delicioso que se las come por su propio bien, en lugar de una especie de penitencia que se toma antes de poder disfrutar eso suculentos alimentos en ocasiones dañinos.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 04/10/2018