São Paulo, 28 de ago. (Dow Jones) -- Debido a la posibilidad de convertirse en la próxima presidenta de Brasil, Marina Silva, candidata del Partido Socialista, está siendo escrutada en busca de señales que podrían descifrar sus políticas económicas.

     Silva, anterior líder del Partido Verde y ministra del Medio Ambiente, no ha realizado declaraciones formales de política desde que pasó de ser candidata a la vicepresidencia a candidata a la presidencia, tras la muerte en un accidente de avión de Eduardo Campos, el 13 de agosto.

     Pero con una inflación persistentemente alta y muchos indicadores económicos que apuntan hacia la recesión, Silva debe esbozar rápidamente su visión para dirigir la séptima economía más grande del mundo, dijeron algunos analistas e inversionistas.

     De especial interés son sus puntos de vista sobre el papel y el tamaño del gobierno, y si sus inclinaciones ambientales, se enfrentarán con los influyentes sectores agroindustriales y energéticos de Brasil.

     "El nombre del juego de estas elecciones será la economía", dijo Ricardo Guedes, director del instituto de opinión pública, Sensus, en el estado de Minas Gerais. "Los brasileños están sintiendo los efectos de la inflación a través de la disminución del poder adquisitivo. Así que el candidato que presente la mejor propuesta sobre esta cuestión tendrá la ventaja".

Campos, un hombre de izquierda de una región pobre del noreste de Brasil, era considerado como amigable hacia el sector privado. Él había hecho incursiones en São Paulo, el centro financiero del país, con llamadas a simplificar el sistema tributario de Brasil, reducir el tamaño del gobierno federal y ejercer mano dura contra la inflación, que actualmente ronda en 6.5%.

      Tony Volpon, jefe de investigación de mercados emergentes para el continente americano Américas con Nomura Securities International, en Nueva York, dijo que "habrá que ver lo que Marina heredará de Campos".

     Al igual que otros analistas, Volpon predijo que Silva iba a centrarse en el medio ambiente, la educación y los asuntos sociales, mientras que delegará mucha autoridad económica a quien se convertiría en su ministro de Finanzas.

     "Ella parece estar abierta a una agenda favorable al mercado", dijo Volpon. "Incluso apoyó a Campos en su idea de un banco central independiente. Marina ha mostrado flexibilidad".

     Para ayudarla con su estrategia económica, Silva está siendo asesorada por dos destacados economistas, André Lara Resende y Eduardo Giannetti da Fonseca.

Lara Resende, con estudios en MIT, fue director del Banco Central de Brasil, donde fue responsable del área de lucha contra la inflación. Giannetti, quien tiene un doctorado por la Universidad de Cambridge, ha criticado las políticas de la administración de la presidenta Dilma Rousseff, incluyendo la decisión del gobierno de dinamizar la economía con crédito al consumo y gasto público a fin de poder supuestamente aislarla de la crisis financiera mundial de 2008.

Los críticos dicen que la estrategia ha ayudado a alimentar la inflación y empeorado las finanzas del gobierno.

     "El gobierno descubrió un juguete", dijo Giannetti en un foro público reciente. "Fue un remedio que resultó venenoso".

      El repentino regreso de Silva a la fama ha trastornado el cálculo político de la nación. Hace unas semanas, una encuesta de Datafolha, una de las principales casas encuestadoras de Brasil, colocó a Silva por delante de Rousseff en el caso de que la elección de octubre vaya a una segunda vuelta.

     Aunque Rousseff sigue siendo la favorita en general, y el sondeo mostró que sus índices de aprobación aumentaron, muchos analistas dicen que ella ya no está al frente como parecía ser el caso a principios de este año.

       La encuesta también indicó que Silva podría recibir un número considerable de votos de los ciudadanos indecisos que Campos luchó para atraer tratado de moverse hacia el centro, representándose a sí mismo como de centro-izquierda, pro-mercado o una "tercera vía" entre lo que ofrece la opción de izquierda con la presidenta Rousseff, del Partido de los Trabajadores, y Aécio Neves del Partido Social Democracia, un instituto político considerado de centro-derecha.

     Un número de partidarios de Neves elegiría a Silva en una segunda vuelta electoral, si su propio candidato no llega a ella con Rousseff, dijeron algunos analistas.

      Silva, que ha adquirido reputación internacional por su defensa de la selva tropical del Amazonas, es seguida de cerca por el poderoso sector agroindustrial de Brasil, que representa 23% del producto interno bruto de la nación.

     Ella ganó 19.4% de los votos como candidata presidencial del Partido Verde en 2010, pero sus posiciones políticas anteriores preocupan a los agricultores y ganaderos que quieren abrir más tierra para el desarrollo.

     Como ministra de Medio Ambiente de Brasil, Silva "tomó una posición demasiado crítica y agresiva hacia la agro-economía brasileña", dijo Kátia Abreu, senadora por el estado agrícola de Tocantins, ubicado en el centro-norte del país, y presidenta de la Confederación de Agricultura y Ganadería de Brasil.

      El Partido Socialista confirmó su apoyo a la candidatura de Silva, junto con Beto Albuquerque, un congresista de Rio Grande do Sul como su compañero de fórmula a la vicepresidencia.

     Alburquerque, quien ha sido un firme defensor de la producción de soya transgénica, podría ayudar a Silva a atraer votantes en estados agrícolas donde ella tuvo un pobre desempeño en las elecciones de 2010, dijo Cristiano Noronha, analista político de la consultora Arko Advine, con sede en Brasilia.

      Silva también ha tomado con frecuencia una visión crítica hacia los proyectos de infraestructura para la generación de energía hidroeléctrica a gran escala, que se considera dañarían o desplazarían a las tribus indígenas y a los pequeños agricultores.

     Carlos Kawall, anteriormente secretario del Tesoro y ahora economista en jefe del Banco J. Safra, en São Paulo, dijo que no cree que este tipo de proyectos podrían estar en riesgo, si Silva es electa. Agregó que la mayoría de los brasileños favorecen el equilibrio entre el desarrollo y la preservación del medio ambiente.

      "La sociedad brasileña sabe que el mejor enfoque es una visión equilibrada de las cosas", dijo Kawall.

Traducido por Michelle del Campo

Editado por Eduardo García

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Fecha de publicación: 28/08/2014