29 de ene. (Dow Jones) -- El lanzamiento del Banco Central Europeo (BCE) de un agresivo programa para comprar más de un billón de euros en bonos soberanos plantea retos importantes para la economía de Estados Unidos y la Reserva Federal.

El nuevo programa europeo de impresión de dinero --y la consiguiente caída del euro-- significa que la economía de Estados Unidos deberá hacer frente a un rápido fortalecimiento del dólar que encarecerá los productos estadounidenses en el extranjero.

Un dólar más fuerte podría frenar tanto el crecimiento económico, como la inflación de Estados Unidos, dando a la Fed cierto incentivo para posponer su plan de elevar las tasas de interés a corto plazo a finales de este año.

Los funcionarios estadounidenses han estado restando importancia a ese escenario, y más ampliamente, resistiéndose a hablar de una guerra global de divisas --devaluaciones competitivas de los países deseosos de mantener sus monedas lo más bajas posibles para proteger y fomentar sus exportaciones.

El dólar de Estados Unidos ya se ha disparado debido al anuncio reciente del BCE  de iniciar un programa de compra de bonos de 60,000 millones de euros mensuales, conocido como expansión monetaria (QE, por sus siglas en inglés). Dicho programa inundará el sistema financiero de la unión monetaria con euros impresos por el banco central para comprar bonos soberanos y del sector privado, el cual se espera que impulse el crecimiento, al hacer más baratos los bienes y servicios de la zona del euro en todo el mundo.

El dólar ya ha ganado 15% frente a las monedas de los socios comerciales de Estados Unidos en el último año. Entre los factores que impulsan dicho avance ha estado el fuerte desempeño de la economía del país, en medio de una desaceleración económica mundial, así como las señales de la Fed sobre un probable aumento en las tasas de interés este año.

Un dólar más fuerte tiene tres implicaciones importantes para la economía, los mercados y los responsables políticos de Estados Unidos. En primer lugar, limita la inflación exactamente cuando la Fed está tratando de aumentarla a cerca de 2%. En segundo lugar, afecta las exportaciones y por lo tanto el crecimiento económico. Por último, el atractivo de los activos financieros de Estados Unidos podría calentar los mercados precisamente cuando los reguladores están atentos a la generación de peligrosas burbujas de activos.

Estados Unidos todavía no está en condiciones de ser el motor económico del mundo --como lo hizo en períodos anteriores, como a finales de 1990-- al tener dificultades para superar tasas de crecimiento de 3% desde el final de la recesión de mediados de 2009.

"La Fed enfrenta el reto de tener que navegar por algunas corrientes cruzadas bastante fuertes", dijo Bruce Kasman, economista en jefe de JP Morgan Chase.

Kasman dijo que le preocupaba más el efecto sobre la inflación. La inflación de los precios al consumidor de Estados Unidos ha permanecido por debajo del objetivo de 2% de la Fed durante 31 meses consecutivos. Los precios subieron apenas 1.2% en noviembre respecto al mismo periodo del año anterior, de acuerdo con la medida preferida de la Fed.

Analistas de JP Morgan creen que la fortaleza del dólar se ha convertido en un factor cada vez más importante. El banco estima que los precios de los bienes de consumo importados por Estados Unidos cayeron 1.7% en enero respecto al año anterior, movimiento que sus analistas dijeron que está estrechamente asociado con una moneda más fuerte, que mantiene a la baja el precio de las importaciones.

Estados Unidos, en efecto, está importando algo de la presión a la baja de la inflación detectada en el mundo a través de los movimientos de divisas.

JP Morgan proyecta que la Fed subirá las tasas de interés a corto plazo en junio, pero Kasman dijo que estaba vacilando debido a la última presión a la baja sobre la inflación. "Esa es una decisión difícil en este momento", dijo.

Funcionarios de la Fed dicen que no están demasiado preocupados por los efectos de un dólar más fuerte ante un mayor crecimiento económico, al menos por ahora.

Las exportaciones representan sólo 13% de la producción económica de Estados Unidos. A pesar de que un dólar fuerte pesa sobre las exportaciones, el impacto económico más amplio es limitado. Además, éste podría ser compensado por los beneficios para los consumidores estadounidenses producto de la caída de los precios del petróleo.

Muchos funcionarios estadounidenses dicen en privado que prefieren un fuerte socio comercial europeo --aunque sea a costa de algunas exportaciones-- a tener una Europa débil con los riesgos asociados para el crecimiento mundial y la estabilidad financiera.

Los analistas ven otros beneficios del programa de compra de activos del BCE. Éste probablemente reduzca los costos del endeudamiento en todo el mundo, dijo Kiran Ganesh, estratega de activos de UBS Wealth Management, quien supervisa 1,000 millones de dólares en activos. Los inversionistas que buscan mejores rendimientos se sienten atraídos por los bonos del Tesoro de Estados Unidos, reduciendo así el costo del crédito en Estados Unidos: "De manera general, la expansión monetaria del BCE le beneficiará a Estados Unidos".

Incluso si la Fed se sintió amenazada por el movimiento del BCE, sería difícil que sus funcionarios hicieran retroceder con fuerza la expansión monetaria, ya que han apoyado la estrategia en Estados Unidos y en el extranjero.

"Estas políticas no son para 'empobrecer al vecino', sino más bien una suma positiva, son acciones tendientes a 'enriquecer al vecino'", dijo el entonces presidente de la Fed, Ben Bernanke, en un discurso en London School of Economics en marzo de 2013. En ese tiempo, la Fed había puesto en marcha una tercera ronda de compra de bonos que llevó a su cartera de bonos, préstamos y otros activos a casi 4,500 millones de dólares.

En noviembre pasado, al hablar ante los banqueros franceses en París, la presidenta de la Fed, Janet Yellen, dijo "Los bancos centrales tienen que estar preparados para emplear todas las herramientas disponibles, incluyendo políticas no convencionales, para apoyar el crecimiento económico y alcanzar sus metas de inflación".

Banco de Japón intensificó su programa de expansión monetaria en el otoño, y el Banco Popular de China ha relajado el crédito frente a la desaceleración del crecimiento económico.

Los funcionarios del BCE han dicho en repetidas ocasiones que no tienen en mente la tasa de cambio del euro al fijar la política monetaria. Aún así, los responsables políticos en Europa han hablado acerca del valor del euro desde principios del año pasado, cuando la moneda se cotizó en 1.40 frente al dólar, un nivel que amenazó con ahogar las exportaciones precisamente cuando la zona del euro luchaba por recuperarse de un par de las recesiones.

Traducido por Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

 

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Fecha de publicación: 29/01/2015