21 de abr. (Sentido Común) -- Grupo Aeroportuario Centro Norte y sus accionistas sabrán en dos días los resultados de una de las asambleas más controvertidas que protagonizará la empresa en sus 15 años de existencia.

     En ella, el fondo de inversión Aberdeen Asset Management, que fue el que como accionista minoritario con un interés superior a 10% propuso convocar a una asamblea, buscará convencer a los otros accionistas minoritarios de no renovar un contrato de asistencia técnica y con ello forzar a terminar con los dos tipos de acciones que actualmente tiene la empresa aeroportuaria, mejor conocida como OMA.

     Tanto el Contrato de Asistencia Técnica y Transferencia de Tecnología (CATT) como la existencia de los dos tipos de acciones, unas con derechos especiales de voto y otras sin ellos, fueron parte del esquema que diseño el gobierno de México cuando vendió sus terminales aéreas a capitales privados hace ya tres lustros.

     El CATT, que tenía una vigencia de 15 años, era una manera para el gobierno de asegurar que existiría un socio externo que enseñara a las empresas mexicanas que comprarían las terminales aéreas a operarlas, sobre todo porque ese contrato tenía que firmarse con los accionistas de control de la empresa, entre quienes debía existir un operador aeroportuario con experiencia probada.

     Además de ese contrato, el gobierno creo las acciones serie BB para dar a los compradores de los aeropuertos el control de las terminales, sin que tuviesen que adquirir un interés superior a 50%, que podría haber disuadido a empresas aeroportuarias experimentadas a participar en las licitaciones de esos grupos aeroportuarios por la alta inversión que hubiese representado tener que adquirir ese porcentaje.

     Claro que para algunos accionistas de estas empresas, tanto el CATT, como los dos tipos de acciones carecen ya de razón de ser. Para ellos, tras 15 años de la venta de los aeropuertos, las compañías que hoy los administran han ganado suficiente experiencia para poder administrar las terminales aéreas sin tener que contratar una asesoría externa, o al menos sin tener que contratar una asesoría externa tan cara como la actual.

     “Aceptamos el argumento que [el pago tan alto por el contrato]. . . pudo haber sido necesario cuando se otorgaron inicialmente las concesiones para compensar el traspaso de conocimientos de los socios estratégicos, no creemos que ese nivel sea adecuado actualmente, después de 15 años de experiencia”, dijo Aberdeen en la carta que envió al resto de los accionistas de OMA, vía la administración del grupo aeroportuario.

     Con el CATT, OMA y otras empresas aeroportuarias entregan cerca de 5% de sus ganancias antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización a la empresa que tiene ese contrato, que es, además, la que controla la compañía aeroportuaria. Los accionistas de control son así los que más salen beneficiados de este diseño.

     Aberdeen cree que a menos de dos meses que venza el actual CATT de OMA, es necesario ponerle fin y en consecuencia terminar con la existencia de dos tipos de acciones, algo que los estatutos prevén que ocurra de manera automática si ese contrato no se renueva.

     Las posibilidades de que eso suceda son altas. Ni los accionistas de control de OMA, agrupados alrededor de la empresa Servicios de Tecnología Aeoportuaria (Seta) ni los accionistas relacionados con esa empresa podrán votar en la asamblea del jueves.

     Eso descarta que tanto Seta, como la empresa constructora, Empresas ICA, que tiene un interés de 74.5% en Seta y otro adicional en OMA a través de su filial Aeroinvest, y la familia Quintana, que también es dueña minoritaria de ICA, puedan votar en la asamblea que OMA celebrará en breve.

     La decisión así recaerá en los accionistas minoritarios del grupo aeroportuario que en conjunto tienen un interés de 52.5%. El peso de Aberdeen será así mucho mayor ya que su participación real en OMA de 14.3%, representa 27.2% del total de los accionistas minoritarios que podrán participar en la votación.

     Al consejo de OMA le gustaría mantener el CATT y los dos tipos de acciones que tiene hoy la empresa.

     Sin embargo, ante una posible derrota, ejecutivos de OMA dijeron que el consejo tendrá, por una parte, que analizar a fondo qué conviene más para la compañía una vez que se ha rechazado la renovación del contrato.

     “Supongamos que se cancela el contrato de asistencia actual, nuestro consejo tiene la responsabilidad de analizar si conviene contar con otro contrato de asistencia”, dijo José Luis Guerrero, director de administración y finanzas de OMA, en una entrevista telefónica.

     Para Guerreo el CATT ha sido muy benéfico para la empresa y podría serlo en el futuro dado que las ampliaciones y la administración en general de las terminales aéreas requieren de un conocimiento técnico especializado, que involucra muchos y diversos aspectos como desde dónde o cómo colocar una nueva pista en algún aeropuerto en caso de ampliarse hasta el manejo de sindicatos, pasando por el mejor diseño de los espacios comerciales de las terminales aéreas.

     De ahí que desde la perspectiva de Guerreo si los accionistas minoritarios deciden no renovar el CATT, es probable que se redacte otro, a un menor costo, para que una empresa asesora externa ofrezca esos servicios, aunque a un menor costo al actual.

     “Probablemente veamos un contrato de asistencia en monto menor”, dijo el ejecutivo de OMA.

     Aberdeen no está, de hecho, peleado con esta consideración pues en la carta que envió a los otros accionistas minoritarios menciona que el servicio que hoy ofrece Seta se puede contratar a un menor precio en beneficio de todos los propietarios de la empresa.

     Esos “servicios podrían sub-contratarse mediante un proceso competitivo de licitación”, dijo el fondo, con sede en Escocia.

     Un elemento que muy probablemente gane el consejo de administración en la próxima asamblea aun cuando el voto sea en contra de renovar el CATT y a favor de convertir todas las acciones serie BB en serie B es su propuesta de cambios a los estatutos que, desde su perspectiva, protegerán a la empresa de una posible compra hostil.

     Esos cambios que aprobarán los accionistas si desean no renovar el contrato de asistencia, brindan al consejo el poder para determinar si un accionista puede comprar un interés superior a 10% o si puede incrementar su participación en la empresa aeoportuaria en múltiplos de 10%.

     Guerrero dijo que esta medida es benéfica para todos los accionistas de la sociedad pues con ella se garantiza que OMA podrá mantener la concesión aeroportuaria sin temor a que el gobierno la rescinda si alguien compra al grupo y ese alguien no goza del respaldo gubernamental.

     En ese caso, que sin los cambios estatutarios podría ocurrir aunque con baja probabilidad pues el comprador muy probablemente buscaría antes la autorización oficial, el gobierno tendría el poder de retirar la concesión de las terminales aéreas a OMA, como lo prevé la Ley de Aeropuertos de México.

     Claro que esos cambios han sido ya motivo de controversia en otra empresa administradora de terminales aéreas, Grupo Aeroportuario del Pacífico, o GAP, al grado que la controversia sobre ese tipo de restricciones a la compra de acciones de una empresa aeroportuaria está ya en manos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

     “No estamos entrando en una situación similar a la que entraron nuestros colegas de GAP porque estamos siendo transparentes”, agregó el director de administración y finanzas de OMA. “Cualquier accionista puede participar en la asamblea”.

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Fecha de publicación: 21/04/2015

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