21 de abr. (Bloomberg) -- En la Ciudad de México, millones de personas se están asfixiando debido a la peor calidad del aire en 14 años, luego que los autos y camiones contribuyen a la contaminación con obsoletos controles de emisiones. Y esto no se debe a que México no tenga acceso a la mejor tecnología.

Las fábricas de la nación orientadas a la exportación, el foco del auge de la inversión reciente de 20 mil millones de dólares, exportan vehículos motorizados a los países que tienen estrictos límites de contaminación.

Sin embargo, los requisitos de México son menos estrictos, por lo que los autos, camionetas y camiones comerciales que se venden en el país no cumplen con los mismos estándares de emisiones que los modelos que se fabrican para los compradores extranjeros.

Los controles de contaminación más deficientes de México están empeorando la gruesa capa de contaminación que cubre a la capital, que empeoró tanto recientemente que las autoridades prohibieron que 40% de los vehículos salieran a las calles. El transporte representa casi la mitad de la contaminación del aire de la Ciudad de México, la cual es responsable de un máximo de 2,700 fatalidades anualmente, de acuerdo con datos del gobierno.

"Producimos algunos de los mejores vehículos que se venden en Estados Unidos o Europa", dijo Edmundo Molina, un investigador de la energía del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, o ITESM, por teléfono. "Lo paradójico es por qué aquí utilizamos una tecnología que no es tan buena en comparación con la de otros países. La razón tiene que ver con la regulación”.

 

Desafío del combustible

Aunque en la Ciudad de México ya se vende un combustible que contamina poco, Petróleos Mexicanos, la petrolera estatal conocida como Pemex, aún lo tiene que distribuir a nivel nacional. Eso hace que sea poco rentable comercializar vehículos con mayores controles de emisiones modernos, de acuerdo con la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz, o Amia, un grupo industrial que representa a los fabricantes de automóviles.

Ampliar los subsidios fiscales de los nuevos modelos también ayudaría a modernizar la flota de vehículos pesados, de acuerdo con Miguel Elizalde, director de la asociación comercial de fabricantes de autobuses y camiones del país. La edad promedio de los vehículos pesados en México es de 17 años, dijo.

"Esto no es un capricho de la industria", dijo Elizalde vía telefónica desde la Ciudad de México.

El grupo aceptaría gustoso la actualización de la regulación que elevara los estándares de las emisiones a los de Estados Unidos o Europa "pero necesitamos seguridad jurídica para definir la planeación de los vehículos y asegurarnos de que no haya un aumento de las importaciones de vehículos usados comprados en Estados Unidos”.

 

'El huevo o la gallina'

Pemex proveerá diésel ultra bajo en azufre en todo el país a finales de 2018, dijo la petrolera en un comunicado transmitido por correo electrónico.

"Las negociaciones son como el juego del huevo o la gallina, en el que una de las partes dice: ‘Dame primero la gasolina’ y la otra dice 'No, porque no tenemos vehículos en que usarlo'", dijo Fátima Masse, analista de política ambiental del Instituto Mexicano para la Competitividad, un centro de estudios con sede en la Ciudad de México.

Países como India y Brasil ya han introducido tecnologías más modernas de emisiones, que han sido un requisito en Estados Unidos desde 2014, dijo Masse. México ha estado haciendo progresos desde el año pasado, cuando Pemex hizo que estuviera disponible el diésel ultra bajo en azufre en las principales rutas de transporte de carga.

"A pesar de esto, no hemos visto avances o aceleración en el proceso de actualización de la tecnología" para los fabricantes de vehículos, dijo. "Ya no vemos que haya una gran obstáculo para esto".

 

Capa de contaminación

La situación en la capital sólo se ha vuelto más grave desde que un fallo de la Suprema Corte de Justivia de México mitigó el año pasado un programa que obligaba a los automovilistas a dejar sus coches en casa un día por semana. Como resultado 600 mil coches más están en las calles diariamente, dijo Gabriela Niño, directora de política pública en el Centro Mexicano de Derecho Ambiental, un grupo de cabildeo sin fines de lucro.

Ahora, con el manto de la contaminación aparentemente arraigado sobre la capital desde el mes pasado, la ciudad ha estado luchando por reducir los niveles de ozono. Los funcionarios incluso pusieron en marcha la impopular medida de obligar a una quinta parte de todos los coches a no circular una vez por semana hasta junio, independientemente de sus niveles de emisión.

El gobierno, Pemex y las automotrices están discutiendo maneras de adoptar controles de emisiones más avanzados, dijo Niño, quien ha participado en las conversaciones. El progreso implicará cierto costo.

"A final de cuentas, la industria siempre le transfiere el costo de este cambio de tecnología al consumidor", dijo. "Y es uno de los temas pendientes que están afectando la calidad del aire".

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

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Fecha de publicación: 21/04/2016