Los Ángeles, 6 de dic. (Dow Jones) -- María Xirun Tzoc, traída ilegalmente a Estados Unidos a los cuatro años, cantó música cristiana mientras manejaba su auto la mañana siguiente a las elecciones. "Trump, por favor no revoque DACA", oró ella.

Xirun está entre los 750 mil inmigrantes de la nación que se han beneficiado de Deferred Action for Childhood Arrivals, o DACA, (Acción diferida por llegadas en la niñez), un programa que el presidente Barack Obama estableció mediante un decreto presidencial en 2012. Éste permite a aquellos que llegaron a Estados Unidos ilegalmente siendo niños, conocidos como “Dreamers” (Soñadores), solicitar una autorización de trabajo renovable cada dos años y protección contra la deportación.

“Sin DACA, perdería el trabajo que amo”, dijo la guatemalteca de 21 años, que ayuda a los pacientes a tramitar sus seguros y registrarse en Children's Hospital de Los Ángeles. “Podría ser deportada”.

Donald Trump ha prometido "revocar" los decretos presidenciales del gobierno de Obama, que incluyen DACA. El presidente electo ha ofrecido el cargo de procurador general al senador Jeff Sessions (republicano por Alabama), un oponente de DACA.

Los representantes de Trump no respondieron a correos electrónicos y mensajes telefónicos que buscaban comentarios.

Obama también recurrió al decreto presidencial en otras cuestiones, como el control de armas, que los críticos consideran un intento inconstitucional de pasar por alto al Congreso.

“Ningún presidente debería ser capaz de concederles empleos y beneficios públicos a las personas que no tienen derecho a estar en el país sin la autorización expresa del Congreso”, dijo Dan Stein, presidente de Federation for American Immigration Reform, que quiere reducir la inmigración a Estados Unidos.

Algunos demócratas han pedido a Obama que proteja DACA tras la victoria de Trump. El presidente dijo posteriormente que “exhortaría al presidente electo y al gobierno entrante a pensar largo y tendido antes de poner en peligro ese estatus de los que, en la práctica, son chicos estadounidenses”.

La incertidumbre ha dejado en el limbo al gran grupo que forman los jóvenes receptores de DACA, que están en la adolescencia o en sus treinta y tantos. Muchos dicen que enfrentan el dilema de renovar su participación en el programa, que cuesta casi 500 dólares, o dejarlo caducar.

Si renuevan y Trump revoca dicho programa, ellos habrán gastado dinero por nada. Si no vuelven a presentar su solicitud, y Trump permite que el programa sobreviva incluso temporalmente, eso pondrían en peligro su empleo y su situación legal para permanecer en el país.

Para tener derecho a DACA, los solicitantes deben probar que llegaron a  Estados Unidos antes de haber cumplido 16 años, que no tienen antecedentes penales y que cumplen con los criterios educativos.

Mientras tanto, los grupos que apoyan a los inmigrantes están aconsejando a los nuevos solicitantes que no presenten su solicitud ya que eso agregaría sus nombres a una base de datos que podría ser usada para deportar a los indocumentados. Las personas del programa DACA no pueden solicitar la ciudadanía.

“Es probable que las solicitudes de DACA presentadas por primera vez no sean procesadas antes de que asuma el cargo la próxima administración y pueden exponerse innecesariamente al Departamento de Seguridad Nacional”, dijo Kathy Gin, directora ejecutiva de Educators for Fair Consideration, una organización sin fines de lucro que trabaja con estudiantes indocumentados.

Michael Olivas, presidente interino de la University of Houston, calificó DACA como una ley “transformadora” por permitir a los jóvenes indocumentados que crecieron en Estados Unidos cumplir sus ambiciones y retribuirle al país que llaman hogar.

“Revocar DACA sería una tragedia para el país y para aquellos que solicitaron su inclusión en el programa, que fueron conocidos por el gobierno y confiaron en que podrían renovar si cumplían su parte del trato”, dijo Olivas.

Antes de calificar para DACA, Eli Oh trabajó como camarero. “Obtuve buenas calificaciones y asistí a la universidad”, dijo el sudcoreano de 29 años que llegó a Estados Unidos cuando tenía 11 años. "Cuando se promulgó DACA, pude continuar mis estudios de enfermería". Hoy en día, está en el equipo urgencias de Stanford University Medical Center en Stanford, California.

Oh dijo que se siente “traicionado” por la perspectiva de que se revoque DACA. “Pensé que con DACA estaba finalmente a salvo”, agregó.

Muchos empleadores ni siquiera saben que entre sus empleados tienen personas incluidas en el programa DACA. Ellos solicitan empleo como otros inmigrantes con derecho a trabajar en Estados Unidos.

Los opositores a DACA dijeron que el ingreso de miles de personas a la fuerza laboral que alguna vez estuvieron en el país ilegalmente crea competencia desleal incluso en campos como el de Oh, donde los analistas temen una inminente escasez de trabajadores.

“No importa si hay escasez de enfermeros, pienso que DACA necesita ser revocado”, dijo Patrice Lynes, una enfermera jubilada de Temecula, California, que votó por Trump y se describe como un activista contra la inmigración ilegal. “Hay que permitir que los estadounidenses obtengan esos trabajos”.

Oh, el enfermero, dijo que ha pasado del “modo de crisis” al “modo de planificación” desde la victoria de Trump. “Estoy trabajando muchas horas extras y ahorrando dinero” en caso de que el programa termine.

Si tuviera que dejar Estados Unidos, dijo que consideraría viajar a Canadá, donde los enfermeros también tienen demanda.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

                                                                                    

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Fecha de publicación: 06/12/2016

Etiquetas: Inmigración Ilegal Inmigrantes EUA Deportación DACA Empleo Residencia