11 de ene. (Dow Jones) -- General Motors está en la mira de Donald Trump en un momento verdaderamente difícil.

La crítica del presidente electo dirigida a las importaciones mexicanas que realiza la automotriz, publicada en un tweet la semana pasada, se presenta ahora que la empresa planea despedir a miles de trabajadores en dos estados que fueron fundamentales para la victoria republicana en noviembre pasado.

Trump también está poniendo énfasis en GM semanas antes de que inicie la producción de dos renovados vehículos deportivos-utilitarios (SUVs, por sus siglas en inglés) crossover en México, de acuerdo con personas familiarizadas con los planes de producción.

No está claro si Trump perseguirá a GM con el mismo vigor con el que dio al traste con los planes de Ford Motor para reubicar su producción de automóviles pequeños. Después de que Ford dijo el martes pasado que no construirá una nueva fábrica al sur de la frontera, Trump pareció estar listo para afrontar el próximo desafío.

“Gracias a Ford por descartar la construcción de una nueva planta en México”, escribió el miércoles pasado por la mañana. “Esto sólo es el comienzo --mucho más le seguirá”.

El equipo de transición de Trump no respondió a una solicitud para que diera sus comentarios sobre el tema.

Él también criticó a GM por importar un automóvil pequeño, el Chevrolet Cruze, de México, diciendo en un mensaje de Twitter que debe pagar un “gran impuesto en la frontera” por esos vehículos, el primer ataque que ha lanzado contra el gigante de Detroit.

La advertencia de Trump fue una sorpresa. La automotriz no recibió un aviso previo sobre el tweet o sostuvo discusiones específicas con el equipo de transición de la administración entrante sobre la producción mexicana de la compañía, dijeron dos personas familiarizadas con el asunto. Un vocero de GM se negó a comentar sobre las críticas.

Es probable que dicha crítica sea un suceso no deseado mientras GM celebra conferencias informativas en el Salón del Automóvil que se realiza en su ciudad natal, Detroit, Michigan, y que busca el reconocimiento para sus vehículos eléctricos y otros avances de producto esta próxima.

La atención se trasladará a los planes de la empresa para despedir a más de tres mil trabajadores fabriles en Michigan y Ohio a partir de este mes, y las preguntas acerca de si traer la fabricación de productos que ahora se hacen en México de vuelta a Estados Unidos podría salvar algunos puestos de trabajo.

El enfrentamiento con Trump se produce después de años de supervisión gubernamental derivada de la quiebra que tuvo lugar al principio de la administración de Obama y los miles de millones de dólares en dinero de los contribuyentes que usó para reestructurarse.

Su directora ejecutiva, Mary Barra, recientemente seleccionada para colaborar en un consejo político de líderes empresariales que asesorará a la administración entrante en asuntos económicos, ha ayudado a dirigir la compañía durante una importante crisis de llamados a revisión por cuestiones de seguridad y ha entregado buenos resultados financieros.

Pero Barra enfrenta vulnerabilidad en lugares como Lordstown, Ohio, donde GM suspenderá el tercer turno de producción y despedirá empleados de una planta en el primer trimestre del año, debido a la débil demanda de compacto Chevrolet Cruze que se monta ahí.

Los trabajadores de la fábrica produjeron ese modelo las 24 horas del día durante años antes de la desaceleración de la demanda de los coches pequeños. Más de tres mil trabajadores seguirán ensamblando los sedanes Cruze en dos turnos.

Una versión hatchback de ese modelo con bajo volumen producción, construido en México, está llegando ahora a las salas de exhibición de Estados Unidos en un esfuerzo por aumentar las ventas. Eso podría ser una buena noticia para los distribuidores, pero será una píldora amarga para los trabajadores de la fábrica de Ohio que desafortunadamente enfrentarán recortes de personal.

GM dijo que sólo 2% de las ventas del Cruze de Estados Unidos de 2016 se construyeron al sur de la frontera. GM arma el hatchback en México para venderlo en los mercados de Latinoamérica y otros lugares, pero no vio suficiente demanda estadounidense como para justificar la inversión con el fin de producirlos en la fábrica de Lordstown.

La compañía también se está preparando para fabricar un número mucho mayor de SUV compactos, incluyendo el Equinox, en una planta en San Luis Potosí, dijeron dos personas con conocimiento de los planes.

Trump ha estado realizando giras de “agradecimiento” en los estados que le ayudaron a obtener la victoria, incluyendo Ohio.

La situación en Lordstown, donde los funcionarios de United Auto Workers están tratando actualmente de retener tantos empleos como puedan, representa un telón de fondo para un presidente electo que busca usar una influencia adicional.

La decisión de Ford de descartar una planta fue más fácil porque aún no estaba en funcionamiento y necesitaba más tiempo para completarla. El calendario de manufactura de GM, por su parte, probablemente se fijó hace años y sería costoso deshacerse de él, dijeron los analistas.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

                                                                                    

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Fecha de publicación: 11/01/2017

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