15 de ene. (Sentido Común) -- Coconal, una empresa constructora mexicana que ganó la licitación para construir la pista 2 del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), y Grupo Experiencias Xcaret, una compañía de recreación turística ubicada en la Riviera Maya, decidieron por separado dejar de adquirir vehículos de la marca Ford en represalia por la decisión de esa empresa estadounidense de no construir una planta ensambladora en San Luis Potosí --como había prometido que haría-- para armar un auto compacto.

     “Con relación a la decisión de la empresa Ford Motor Company, de no realizar inversiones en nuestro país, nos vemos en la penosa necesidad de informarle que a partir de esta fecha, nuestra empresa no adquirirá ningún vehículo de esa marca”, escribió Sergio Reyes Lugo, director de maquinaria de Coconal en una carta dirigida a Alfonso Javier Chacón López, gerente comercial de la distribuidora de autos Picacho Grupo Automotriz, y a la que tuvo acceso Sentido Común.

     En términos muy similares, el director corporativo de suministros de Xcaret, José Carlos Unda, anunció a uno de los distribuidores de Ford en el sureste mexicano la decisión de la empresa, dueña del parque ecológico Xcaret y del parque acuático Xel-Há, de dejar de adquirir vehículos Ford.

     “Nuestro país ha sido para la empresa que ustedes representan un aliado clave para su crecimiento en América Latina, con beneficios claros para ambas partes”, escribió Unda, en una misiva, a la que también tuvo acceso Sentido Común, dirigida a José Antonio Menéndez Moguel, gerente general de la distribuidora de Ford, CDA Península Quintana Roo. “Los empresarios debemos unirnos para crear movimientos que generen círculos virtuosos de prosperidad y ciudadanía global. . . De acuerdo con lo anterior, hemos tomado la decisión de suspender, a partir de esta fecha, la adquisición de vehículos de esta marca”.

     Así, Coconal y Xcaret son las primeras empresas que reaccionan a la decisión que tomó Ford, el segundo mayor fabricante de automóviles en Estados Unidos, a inicios de este mes de cancelar el plan para invertir mil 600 millones de dólares en la construcción de una nueva fábrica de coches en San Luis Potosí.

     Ford argumentó que dio marcha atrás a esos planes por la caída de la demanda de los autos compactos en Estados Unidos, aunque muchos observadores consideran que la medida la tomó la compañía automotriz por la amenaza que lanzó el presidente electo estadounidense Donald J. Trump a la empresa de que si construía la planta en México, los autos que exportaría a Estados Unidos desde México pagarían un impuesto fronterizo de 35%.

     Trump ha amenazado a todas las empresas de su país de tener que pagar ese impuesto si cierran fábricas en Estados Unidos para mudarlas a México u a otra nación que ofrezca mejores condiciones laborales, fiscales, logísticas o de infraestructura.

     Esta amenaza, que si bien pocos consideran que sea factible aplicar, es la que para muchos estuvo detrás de la decisión de Ford aun cuando la empresa no contemplaba cerrar ninguna fábrica en Estados Unidos para producir el auto Focus en México.

     Las sospechas de que Ford tomó la decisión por el temor a tener que enfrentar el impuesto y no, como argumentó, por la caída de la demanda de autos compactos, se sustentan en que la empresa hasta hace unas semanas había defendido con vehemencia y contra las posturas de Trump sus planes de edificar una fábrica en México y de invertir también en Estados Unidos para fabricar vehículos pesados y así crear empleos en ese país.

     De ahí que para muchos, Ford capituló por las amenazas de Trump en lugar de confrontar al futuro presidente de Estados Unidos, más cuando la empresa de todas maneras anunció que sí ensamblará el Focus para su venta en Estados Unidos, pero en su planta ubicada en Hermosillo, Sonora, donde produce los autos Fusion y Lincoln MKZ, además de motores.

Claro que también, los directivos de Ford, al anunciar su decisión, también indicaron que las promesas de Trump de eliminar regulaciones y cambiar el sistema fiscal de su país, fueron dos importantes razones para determinar no proseguir con el plan de inversión en México y en cambio expandir la capacidad productiva de su fábrica en Flat Rock, Michigan, en la que desembolsará 700 millones de dólares.

“Estamos motivados por las políticas de crecimiento que el presidente electo Trump y el nuevo Congreso han indicado que van a realizar”, dijo Mark Fields, el presidente y director general de Ford, durante la conferencia en la que anunció la suspensión de la inversión en México hace algunos días. “Creemos que estas reformas regulatorias y fiscales son críticas para impulsar la competitividad de Estados Unidos y el resurgimiento del sector manufacturero estadounidense y la innovación en alta tecnología”.

Si bien es comprensible la decisión de Coconal y Xcaret de suspender la compra de autos Ford como una medida de protesta por la decisión de la automotriz estadounidense, no es claro si esa es la mejor forma de reaccionar de las compañías mexicanas ante las políticas proteccionistas de Trump.

Es más, algunos analistas consideran que iniciar movimientos, o boicots, contra ciertas empresas estadounidenses, cae como anillo al dedo a la estrategia económica de aislamiento que buscará implementar Trump, quien ganó la elección presidencial bajo una agenda de anteponer ante todo el interés de Estados Unidos.

Si el sector corporativo mexicano comienza a crear antagonismo contra empresas estadounidenses instaladas en el país, Trump podría tener más motivos para continuar con su agenda proteccionista, dijeron algunos expertos.

El futuro presidente, quien tomará posesión el próximo viernes, podrá entonces argumentar que no existe ningún incentivo para tener una buena relación comercial con México si el país desdeña a las empresas y los productos estadounidenses.

Es más, Trump podría también incentivar a los ciudadanos de su país a no viajar a México, o en particular a la Riviera Maya, la zona donde Xcaret tiene sus operaciones, en represalia también a la decisión de las empresas mexicanas de no comprar productos de Ford.  

Eso podría iniciar así una guerra comercial en la que ambas partes saldrían perjudicadas, con los mayores costos quizás para la economía mexicana por su menor tamaño ante la estadounidense y la dependencia que tiene con el país vecino del norte, el cual no sólo consume cerca de 80% de todas las exportaciones mexicanas, sino que es de donde llegan más turistas a México y la nación de donde proviene la mayor inversión foránea.

Además, al final del día, la decisión de Coconal e Xcaret si bien tendrá una cierta repercusión en Ford, está será mínima y en cambio las compañías que más sufrirán los efectos de su decisión son empresa mexicanas, que emplean a trabajadores mexicanos, como es el caso de las distribuidoras Picacho y CDA Península Quintana Roo.   

Por lo pronto, sin embargo, Coconal dijo en su misiva que había decidido no sólo no comprar autos Ford, sino incluso cancelar un programa de adquisición para este año “de manera indefinida”.

“Lamentamos que la empresa automotriz que dignamente representa en México y de la cual tenemos las mejores opiniones, haya tomado la desafortunada decisión que hoy nos obliga a suspender nuestras relaciones comerciales”, agregó Coconal.

La constructora mexicana no dio detalles sobre el número de vehículos que planeaba adquirir de la marca Ford este año. Tampoco se conocen los planes de compra de autos de Xcaret y el número de vehículos que podía adquirir de Ford.

Por su parte, la armadora estadounidense no ha emitido hasta ahora ningún pronunciamiento oficial sobre la decisión de Coconal y Xcaret.

 



Fecha de publicación: 13/01/2017

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