Ciudad de México, 20 de feb. (Dow Jones) -- Carlos Slim ha dominado las telecomunicaciones en México de manera tan extensa durante décadas que las ganancias de su compañía, América Móvil, lo han ayudado a convertirse en una de las personas más ricas del mundo. El acuerdo que lanzó su carrera incluyó una asociación con Southwestern Bell Telephone, durante la cual fue mentor de un joven ejecutivo estadounidense enviado a México para efectuar el proyecto.

Hoy, el imperio del Slim está recibiendo algunos ataques directos. El valor de su participación controladora en América Móvil, el principal proveedor de servicios inalámbricos de México, ha disminuido en más de ocho mil millones de dólares, o 20%. Su riqueza ha caído en alrededor de 10 mil millones de dólares, lo que ha desbancado a Slim del nivel más alto de las personas más ricas del mundo.

Su principal rival es AT&T, que ha ganado 5.7 millones de nuevos clientes mexicanos desde que ingresó al mercado inalámbrico de México a finales de 2014. El hombre que está en la cima de AT&T es Randall Stephenson, el antiguo amigo que aprendió el negocio de Slim hace dos décadas.

La empresa de telecomunicaciones más grande del mundo solo tiene 11% de participación en el mercado mexicano, en comparación con 65% de América Móvil, pero su batalla ha provocado una amarga guerra de precios, una conmoción en el otrora monótono mercado celular mexicano y un incómodo ajuste de cuentas entre ambos hombres.

Slim y Stephenson no se han visto desde que el multimillonario mexicano asistió a la boda de la hija mayor de Stephenson en 2009. “No se equivoquen al respecto, Carlos fue mi mentor”, dijo Stephenson, presidente y director ejecutivo de AT&T, pero “para él y para mí socializar no estaría bien, no sería apropiado”.

Slim dice: “Tuvimos una buena relación”. Ahora, sin embargo, “él vive a un lado y yo vivo del otro”.

Un analista que se ha encontrado con los dos y que sigue a las dos compañías lo dijo de manera más directa. “El mantel entre ellos se ha reducido”, dijo Roger Entner, fundador de Recon Analytics en Dedham, Massachusetts.

Slim llegó hasta la Suprema Corte de México para luchar contra una ley de 2014 que reducía a cero lo que América Móvil puede cobrar a sus rivales por completar llamadas en su red. El tribunal dictaminó el verano pasado que la compañía podría volver a cobrar tarifas, aunque a una tasa mucho más baja que antes de que se aprobara la ley.

“En cuatro años hemos visto cambios radicales en un mercado que no cambió en absoluto en los 20 años anteriores”, dijo Luis Aldo Sánchez, coordinador de planificación estratégica del Instituto Federal de Telecomunicaciones, el regulador de las telecomunicaciones de México. Más de 50 millones de clientes se han actualizado a los teléfonos inteligentes con planes de datos de banda ancha, y la mayoría de los clientes inalámbricos pagan mucho menos de la mitad de lo que lo hicieron en 2012.

Slim amasó su fortuna, estimada en 67 mil millones de dólares por Bloomberg, respaldado por el dominio de América Móvil en México, usándola para expandirse en Latinoamérica al adquirir operadores en toda la región.

“Carlos es muy bueno no solo compitiendo en el mercado sino también compitiendo en regulación, legislación y el mundo legal”, dijo el director ejecutivo de AT&T. “No tengo fantasías con eso y quitarle cuota de mercado a América Móvil sería una trampa fácil”.

Slim dijo que él es de quien se aprovecha AT&T. “Los estamos subsidiando con una tarifa de interconexión de cero”, dijo en una entrevista antes del fallo de la Suprema Corte. “Eso no favorece al mercado”.

Los analistas y el regulador de telecomunicaciones de México esperan que AT&T supere en unos pocos años al segundo operador inalámbrico, la española Telefónica. El mercado mexicano de telecomunicaciones ha pasado de ser uno de los más caros y disfuncionales del mundo a ser similar al de Estados Unidos y Europa occidental.

“América Móvil nunca se ha enfrentado a un competidor como AT&T en el negocio inalámbrico”, dijo Kevin Roe, un prominente analista independiente de telecomunicaciones. “Como pequeño y ágil el retador, tienen muchas ventajas, y ha sido muy difícil para América Móvil competir con eso”.

Slim tiene 78 años, casi exactamente 20 años más que Stephenson. Se conocieron en 1992, justo después de que México completó la venta del monopolio telefónico estatal de México, dirigido por el gobierno, a Slim y sus dos socios externos, Southwestern Bell y France Telecom.

La venta incluyó una concesión nacional para operar el servicio móvil de telefonía móvil, que Slim lanzó en México varios años después.

Southwestern Bell envió al Stephenson para supervisar su inversión en México. Como el hijo de un dueño de pastizales para alimentar ganado de Oklahoma, él comenzó en la empresa de telecomunicaciones con un trabajo de medio tiempo alimentando cintas a las máquinas de facturación.

En su primera reunión, en una sala de conferencias del exclusivo barrio de Polanco de la Ciudad de México, Slim le pidió a Stephenson que le contara más acerca de los gastos de capital de Southwestern Bell, dijo Stephenson.

“Me estaba preparando para responderle, y entonces se contestó a sí mismo. Recitó nuestros números de memoria”, recuerda Stephenson. “Él conocía nuestros números mejor que nosotros”.

Durante los años siguientes, Stephenson observó de cerca cómo Slim le enseñaba los hábitos de los consumidores mexicanos, cómo manejar negocios con estructuras de costos anémicas y cómo valorar las compañías racionalmente para hacer adquisiciones inteligentes.

En 1994, cuando el gobierno mexicano devaluó el peso, reduciendo a la mitad el valor de la moneda casi de la noche a la mañana, Slim enfrentó un momento de “salir adelante o morir”. Sus costos de cables telefónicos, teléfonos y equipos de radio eran principalmente en dólares, mientras que sus ingresos eran en pesos.

Slim redujo el balance general de Telmex, recortando los desembolsos rápida y dramáticamente. Stephenson dijo que la lección fue: “En ese tipo de situaciones, debes ser valiente, decidido y expedito”.

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que entró en vigencia en 1995, generó miles de millones de dólares en inversiones extranjeras directas en México, y sus líderes esperaban que la privatización de Telmex atraería más competencia en las telecomunicaciones.

Bell Atlantic, una de las llamadas Baby Bells formada a raíz de la división de AT&T y ahora parte de Verizon Communications, fue el primer participante extranjero. El gigante de telecomunicaciones de Reino Unido, Vodafone Group, pagó después casi mil millones por una participación en el mismo operador que Bell Atlantic había respaldado, llamado Iusacell.

Slim escindió América Móvil de Telmex en 2000. Nadie podía igualar el poder o la red inalámbrica de su empresa, llamada Telcel, y las empresas extranjeras renunciaron una a una y se fueron de México. Verizon y Vodafone cancelaron un total de casi dos mil millones en inversiones fallidas.

América Móvil se expandió a otros 15 países en América Latina y el Caribe, compró participaciones en operadores de Europa y Estados Unidos, y acumuló casi 300 millones de suscriptores inalámbricos y un valor bursátil de 59 mil millones de dólares.

Slim dijo que superó a sus rivales inalámbricos con mejores productos y servicios, incluidas las tarjetas de prepago introducidas en 1997 en la economía de consumo basada en el efectivo de México.

“Siempre quisimos que hubiera una competencia inteligente en el mercado”, dijo. “La competencia siempre te hace mejor”.

Los críticos del Slim dicen que él venció a los competidores al atacar las regulaciones que buscaban limitar su poder de mercado, ya que ha  encontrado a menudo un oído más que comprensivo en los tribunales de México.

Uno de los abogados de Slim dijo que su estrategia en el negocio inalámbrico es invertir bastante en la red móvil de Telcel mientras “mantiene a raya” a los competidores al “hacer el mejor esfuerzo legal para no compartir infraestructura e incrementar las tasas y las tarifas de terminación” pagadas a la compañía de Slim.

Desde el advenimiento de las redes inalámbricas, la principal herramienta que han usado los reguladores para garantizar una competencia leal son las tarifas de interconexión, que los operadores cobran a sus rivales por completar las llamadas en su red. Si una compañía domina el tráfico, las altas tarifas de interconexión son una gran ayuda, y una carga fatal para los competidores.

“Telcel y Telmex han desafiado todas las leyes que han tratado de controlarlas”, dijo el abogado Gerardo Soria, quien representó a América Móvil de 2002 a 2011 y que ahora trabaja para rivales de Slim. “En su mundo ideal, él no tendría que interconectarse con nadie”.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

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Fecha de publicación: 20/02/2018

Etiquetas: Telcel América Móvil Telefonía Inalámbrica Comunicaciones Carlos Slim AT&T Bell Telephone