Anaheim, California, 17 de oct. (Dow Jones) -- Seis décadas después de que Walt Disney construyera su primer parque temático aquí en una parcela de huertas de naranjas, Disneyland y la ciudad a la que llama hogar se encuentran en una amarga disputa.

Los políticos de Anaheim, aprovechando la animadversión pública a los subsidios corporativos, cuestionan la conveniencia de otorgarle a Walt Disney cientos de millones de dólares en exenciones fiscales para respaldar su expansión --lo que culminó con la cancelación de la mayor parte de esos acuerdos en agosto pasado.

El problema está resonando entre algunos residentes que se preguntan por qué un parque temático, propiedad de un conglomerado que tiene un valor de mercado de aproximadamente 166 mil millones de dólares, necesita incentivos financieros en un momento en el que los residentes y los gobiernos de las ciudades de California están enfrentando costos crecientes en general.

“Es como si de alguna manera nos debiéramos sentir afortunados de que Walt Disney eligiera a Anaheim como sede”, dijo el concejal José Moreno, quien fue elegido en 2016 como parte de lo que los locales llaman la primera mayoría ‘anti-Disney’. “Tal vez deberíamos. . . pero ellos deberían estar agradecidos con la ciudad que les ha ayudado a crecer”.

Mientras que muchas ciudades estadounidenses están desesperadas por atraer a grandes empresas que generen empleos, otras están lidiando con los costos de hospedarlos. Debates similares a los de Anaheim se han generado en Seattle, sede de Amazon.com, y sobre Alphabet, Google y Apple en Silicon Valley.

El diferendo en Anaheim se produjo después de que el abogado de la ciudad le notificó a Disney en agosto que su decisión de trasladar 350 metros la planeada ubicación de un hotel de lujo, la descalificaba para recibir un reembolso fiscal por 20 años de 267 millones de dólares aprobado previamente. Disney consideró tal reubicación como un tecnicismo, pero el ayuntamiento no renegoció, por lo que la compañía suspendió la construcción.

En lugar de seguir luchando contra la resolución, Disney recientemente intentó sofocar las hostilidades políticas pidiéndole a la ciudad que pusiera fin a dos importantes reembolsos de impuestos porque se habían convertido en "un punto crítico de controversia y disensión en nuestra comunidad”, escribió Josh D'Amaro presidente de Disneyland Resort, en una carta dirigida a las autoridades de la ciudad. Los funcionarios de Anaheim votaron para dar por finalizados ambos subsidios una semana después, el 28 de agosto.

Aun así, los ejecutivos de Disneyland advierten que los acuerdos fiscales fueron críticos para las expansiones multimillonarias del centro de diversiones en este siglo y que la reciente volatilidad política pone en riesgo la inversión futura.

“El entorno en evolución en Anaheim nos dificulta establecer y ejecutar estrategias a largo plazo”, dijo D'Amaro en una declaración. “Siempre invertiremos en Disneyland Resort, pero lo que está en juego ahora es el nivel de tal inversión, particularmente en relación con otras ciudades donde el clima de negocios es más estable”.

Disneyland, que abrió sus puertas en 1955, atrajo a casi 28 millones de visitantes el año pasado y emplea a 30 mil personas. Los ingresos por impuestos de los hoteles, impulsados ​​principalmente por los visitantes de Disney, se triplicaron con creces en los últimos 20 años a 155.6 millones de dólares y representan casi la mitad de los fondos generales de la ciudad.

Tom Daly, un miembro de la asamblea estatal de California y que fue alcalde de Anaheim en el momento de un importante acuerdo de financiamiento de 1996 con Disney, dijo que las inversiones mutuas transformaron a la ciudad en un destino turístico global. El liderazgo actual de la ciudad, dijo, “heredó ingresos muy saludables, y ahora están criticando la fuente de esos ingresos”.

A pesar del fin de sus subsidios fiscales, Disney sigue siendo una fuente de tensión política en esta ciudad de 350 mil habitantes. Los votantes de Anaheim este otoño decidirán la elección de un nuevo alcalde, tres miembros del consejo de la ciudad y un aumento al salario mínimo de las grandes empresas hoteleras en una elección centrada en gran medida al gigante de los medios.

La candidata a la alcaldía Ashleigh Aitken, abogada de protección al consumidor, está enfocando en gran medida su campaña en la oposición a los subsidios corporativos.

“Como la mayoría de los residentes de Anaheim, amo Disneylandia. Y yo, como la mayoría de los residentes de Anaheim, ya me hastié de que me llevaran al baile fuera del parque”, dijo Aitken.

Disney ha gastado cientos de miles de dólares cada año electoral en la última década para respaldar a los candidatos que simpatizan con la empresa. Los líderes de la ciudad dijeron que colaborar con la compañía rara vez fue controvertido hasta el 2015, cuando el consejo de la ciudad acordó extender un acuerdo de larga data para proteger a Disney de los impuestos a las entradas. La compañía, a su vez, se comprometió a construir un área temática de Star Wars con valor de mil millones de dólares que abrirá el próximo año.

Al año siguiente, el consejo aprobó los subsidios para los desarrolladores de hoteles de lujo.

El alcalde saliente de Anaheim, Tom Tait, quien regularmente apoyó a Disney en su larga carrera política, votó en contra de ambas medidas. Dijo que sus opiniones sobre la subvención de Disneyland cambiaron porque los pagos de 510 millones de dólares en bonos que la ciudad emitió en virtud de su acuerdo de 1996 con Disney, principalmente para infraestructura del parque temático de aventuras de California California Adventure, estaban consumiendo su presupuesto en un momento de crecientes pasivos de pensiones.

Tait también había llegado a resentir cómo el acuerdo de impuestos sobre las entradas podía “atar las manos de generaciones de futuros votantes”.

El sentimiento de los votantes viró a su favor, marcando el comienzo de la mayoría del consejo de la ciudad anti-Disney en las elecciones de 2016.

Si bien la decisión de cancelar los subsidios se hizo con el consentimiento de Disney, algunos miembros del consejo de la ciudad temieron que la medida pudiera obstaculizar el crecimiento. Tait tuvo que abogar por un “momento de tranquilidad” en medio de un enconado debate en el ayuntamiento el mes pasado, antes de que el consejo votara por unanimidad disolver los acuerdos fiscales. Él lo declaró “un nuevo capítulo”.

Pero muchos en Anaheim aún no están listos para darle vuelta a la página.

La miembro del consejo Lucille Kring, quien votó por cancelar los acuerdos para evitar conflictos con sus colegas, dijo que espera que los incentivos como el subsidio del hotel se restauren bajo un nuevo liderazgo. “Incluso los que apoyaron esto van a lamentar el día en que sucedió todo esto en Anaheim”, dijo.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 17/10/2018

Etiquetas: Disney Corp. Disneylandia Relaciones Anaheim Funcionarios Subsidios Molestia Subsidios Fiscales Impuestos Rebajas