30 de oct. (Bloomberg) -- El mundo parece que no puede dejar de degustar suficiente tequila, y con razón.

Se tardan unos siete años en cultivar una planta de agave azul, el preciado ingrediente del que se obtiene la bebida espirituosa que ahora es mundialmente famosa. Una vez maduro, los fabricantes de tequila tienen que extraer la “piña” o el corazón, para que pueda ser cocida, triturada, para después fermentar el extracto obtenido, que entonces es destilado y finalmente embotellado y vendido por su cantinero local como parte del coctel Margarita que tanto disfruta.

Pero en los últimos dos años, los volátiles precios del agave se han disparado, en parte debido a la elevada demanda del tequila. De acuerdo con una encuesta de la industria realizada por Taste Tequila, la planta puede costar hasta 25 pesos (1.31 dólares) por kilogramo, lo que representa un aumento de dos pesos (0.10 dólares) con relación a lo que costaba en 2012.

En Jalisco, México, el estado más relevante del cultivo del agave, los agricultores están luchando por mantenerse a la par con la demanda. A medida que estos productores arrancan plantas prematuras para procesarlas en su esfuerzo por obtener ganancias mientras los precios son altos, la calidad de la bebida comienza a decaer.

Al mismo tiempo, el valor al alza del agave ha dado lugar a preocupaciones de seguridad conforme las plantas se convierten en preciados objetos de robo. Esto puede agregar gastos a los agricultores que ya están enfrentando un cultivo de precio que es impredecible.

El tequila se abrió camino por primera vez de las destilerías artesanales mexicanas a la escena de los modernos bares urbanos a principios de los años noventa. De 1995 a 2005, la producción de tequila se duplicó a medida que las marcas multinacionales incursionaron en el mercado, generando enormes ganancias al tiempo que hicieron populares nombres como Patrón, José Cuervo y Don Julio.

Aunque la popularidad del licor nacional ha crecido en todo el mundo, los estadounidenses siguen siendo los principales consumidores de tequila y estos importaron más de 171 millones de litros en 2017. España, el segundo mercado más destacado, importó alrededor de cinco millones ese mismo año, de acuerdo con datos del Consejo Regulador del Tequila, organismo que regula la calidad de la bebida mexicana por excelencia.

Pero mantenerse al corriente con la demanda global es cada vez más difícil: el ciclo de crecimiento de siete años del agave requiere una inversión a largo plazo para cualquiera que busque destilar tequila.

Mientras algunas marcas obtienen materia prima de las plantas que cultivan en sus propiedades, otras las compran a los agricultores o hacen ambas cosas --lo que hace que gran parte de la industria quede a merced de los precios del mercado que oscilan drásticamente.

Sin tener asegurado un proveedor o contratos de suministro previamente acordados, una marca puede encontrarse fácilmente en problemas si el costo del agave se dispara.

“Los precios del agave han marginado a las marcas sin propiedades que cultivar, ni destiladores”, dijo Nicolas Palazzi, el dueño del importador de licores artesanales PM Spirits, que ha experimentado un aumento de 220% en sus ingresos en el último año, teniendo al tequila como un actor clave.

Patron Spirits International obtiene la materia prima exclusivamente de “familias que cultivan el agave”, empresa que establecen contratos de futuros basados ​​en las necesidades previstas, dijo Francisco Soltero, director de planeación estratégica y asuntos públicos.

Tequila Cazadores, propiedad de Bacardi, opera de modelo similar. Elabora su propio tequila de agave azul al 100% con plantas obtenidas de los mismos agricultores que ha utilizado durante décadas, dijo Tania Oseguera, Maestra Tequilera de la marca. El agave que pasa por la destilería en este momento, dijo Oseguera, fue contratado hace siete años. El precio de las plantas cayó en algún lugar entre los mínimos de 2011 y el máximo actual.

“Logramos llegar a un acuerdo”, dijo.

Sin embargo, las marcas de tequila que no tiene un suministro garantizado de agave son las más propensas a verse marginadas del mercado. “Las marcas más pequeñas están sufriendo. Eso está depurando el mercado”, dijo Palazzi.

Como resultado, las nuevas marcas están tratando de navegar los altos precios de manera estratégica. Playa Real Tequila ya ha producido tequila galardonado en su primer año en el negocio. Funciona con una destilería que crece alrededor de 80% con su propio agave y compra el resto a los cultivadores externos.

La compañía, dijo el presidente Arturo Vargas, está vendiendo más de lo que anticipaba, por lo que ahora está vigilando de cerca los precios del mercado.

“Para nosotros, es mejor esperar a que los precios del agave bajen nuevamente”, dijo Vargas.

Mientras tanto, los expertos en tequila se quejan de que la reputación de esta inconfundible bebida mexicana está sufriendo.

“A medida que aumenta la demanda y que el tequila se convierte en un producto global, solo va a presionar más a la gente para que use estas máquinas gigantes para extraer la mayor cantidad de azúcar posible”, dijo Josh Prewitt, gerente general de La Condesa, un restaurante mexicano en Austin. Texas. El se refirió a los enormes “difusores” que detestan las pequeñas destilerías, pero que son utilizados regularmente por las empresas más grandes. “En la industria lo llamamos aga-vodka”.

“Los productores de agave son una especie en extinción”.

Así como los destiladores se preocupan por el aumento de los precios del agave, a los agricultores que lo producen les preocupa una impredecible desaceleración.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo                          

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Fecha de publicación: 31/10/2018

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