28 de nov. (Sentido Común) -- En medio de la desconfianza que provocó en círculos financieros --nacionales y extranjeros-- la decisión de Andrés Manuel López Obrador, el futuro presidente de México, de cancelar la obra en proceso del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), no todos ven un panorama necesariamente negro para el país.

Gene Frieda, vicepresidente y estratega global de una de las firmas de inversión más importantes del mundo, Pacific Investment Management Company, mejor conocida como Pimco, considera que si bien la medida generó preocupación e impactó de forma negativa los mercados financieros mexicanos, no debe considerarse como un precursor de lo que está por venir para México, sus mercados y su economía.

Aun cuando el sexenio de López Obrador “pruebe tener implicaciones negativas para la calidad crediticia de México --como esperamos que ocurra-- la consulta [y la decisión] sobre el aeropuerto no es un presagio de crisis desde nuestra perspectiva”, escribió Frieda en una opinión publicada en el blog de Pimco y que tituló, Mexico: Tequila Sunrise? (México: ¿Amanecer Tequila?), en referencia inversa a la crisis que vivió el país en 1994 cuando el gobierno del presidente Ernesto Zedillo optó por devaluar de forma inesperada la moneda, y que los economistas y expertos, ante las turbulencia que provocó, bautizaron como Tequila Crisis, o La crisis del tequila.

Frieda sustenta su postura, que podría calificarse como moderada, con base en la forma como López Obrador gobernó la capital del país de 2000 a 2005, o hace 13 años.

En ese periodo, el presidente electo, que asumirá el poder el sábado, mostró ser tanto un gobernante pragmático, por los recortes o reducciones que ordenó a los programas sociales que había prometido incluso en campaña, como un líder populista, por el uso de consultas populares, similar a la que empleó para justificar la cancelación del NAIM, que carecían de estándares mínimos de representatividad, confiabilidad e imparcialidad, y con las que justificó medidas que incluso “iban en contra del espíritu, sin no es que, la letra de la ley”.

“El récord de López Obrador sugiere que no es el típico populista Latinoamericano de décadas pasadas, por lo que, de acuerdo con esto, pensamos que los inversionistas deben tener una actitud un tanto más matizada sobre cómo su presidencia podrá afectar las oportunidades de inversión en México”, agregó Frieda en su comentario.

Para respaldar aún más ese punto de vita, Frieda, quien es también co-director del comité que supervisa el portafolio de inversión de Pimco en mercados emergentes, hizo en su comentario un análisis comparativo de las situaciones que existieron al inicio del gobierno de Zedillo, que derivaron en la crisis del tequila y las que existen ahora, a unas horas de la ceremonia de toma de posesión de López Obrador.

Para el estratega de Pimco, con sede en Newport Beach, California, los desbalances macroeconómicos que encontró Zedillo al inicio de su gobierno, como una moneda sobrevaluada o excesivas necesidades de financiamiento externo o vencimientos descuadrados en el sistema financiero nacional, no los enfrentará López Obrador, de 65 años de edad.

Por el contrario, el presidente electo iniciará su mandato de seis años con condiciones macroeconómicas que, en buena medida, le dan protección frente a choques externos. Esas condiciones son, entre otras, los más de 173 mil millones de dólares que tiene México en reservas internacionales, o la línea de crédito flexible del Fondo Monetario Internacional (FMI) por más de 70 mil millones de dólares que ayer el gobierno México renovó por 12 meses más.

El país tiene además hoy un régimen cambiario flexible que le permite absorber la volatilidad financiera, sin devastar los mercados de deuda nacionales, como sí ocurrió en 1994 cuando el régimen cambiario que tenía entonces el país era fijo, escribió el ejecutivo de Pimco, una firma que administra cerca de 1.8 billones de dólares en activos, o una cifra que representa 80% del valor total en términos nominales de la economía mexicana.

El producto interno bruto de la economía mexicana vale hoy cerca de 2.2 billones de dólares.  

Obviamente que Frieda tampoco se lanzó a festejar todas las propuestas que ha presentado López Obrador y su equipo de transición. Al contrario, fue crítico de muchas de ellas, en particular de la de modificar el modelo de negocio de Petróleos Mexicanos, la empresa petrolera estatal, para re-enfocar su estrategia hacia la producción de un mayor volumen de combustibles ante las grandes importaciones de gasolinas, diésel y gas que realiza hoy el país.

“Los planes de construir una costosa refinería y de limitar la participación del capital privado en el sector petrolero, si se mantienen, podrían resultar en la pérdida del estatus de grado de inversión” de Pemex, agregó el inversionista. “Esto no sólo socavará la meta del [futuro] gobierno de intentar reducir la dependencia energética, sino que elevará el espectro de una aceleración del deterioro crediticio del país”.

El inversionista incluso resaltó que tras la decisión de cancelar NAIM, la tarea de recuperar la confianza de los inversionistas recaerá exclusivamente en el futuro presidente de México.

En ese sentido, para Frieda el plan económico para 2019 que presentará en unos días el equipo económico de López Obrador será “la prueba del ácido”, en el sentido de corroborar su compromiso por reportar al cierre del próximo año un superávit primario, o ingresos superiores a gastos, antes del pago de intereses.

“Un presupuesto para 2019 sólido podría aliviar algunos de los temores de la decisión de no proseguir con el nuevo aeropuerto”, escribió el estratega.

De cualquier manera para Frieda, la tendencia de los inversionistas de encasillar a López Obrador como un “prolífico populista de izquierda”, ofrecerá interesantes oportunidades de inversión para un país soberano que aún goza de sólidos fundamentos económicos y financieros.

Un buen presupuesto para 2019 “validaría nuestra percepción de que el mercado ha sobre-extrapolado los riesgos del riesgo crediticio de México que surgen de las promesas sociales y de los proyectos de infraestructura de” Andrés Manuel López Obrador, escribió. “Las valuaciones son ahora mucho más atractivas para los inversionistas”.

Esto último porque de acuerdo al ejecutivo de Pimco hoy los activos mexicanos han ya incorporado en su valuación una degradación de dos escaños en su calificación crediticia, al tiempo que la tasa real que paga la deuda gubernamental mexicana a un año es de 4.8%, el nivel más alto en los últimos 13 años o el segundo rendimiento más alto entre mercados emergentes.

 


Fecha de publicación: 28/11/2018

Etiquetas: México economía Pimco mercados inversión López Obrador gobierno política