Caracas, 5 de dic. (Bloomberg) -- Para mi amiga Elena fue lo más indigno. Ella me mostró la prednisona que toma para las alergias severas: la foto en el paquete era la de un cachorro juguetón.

Como todos los demás en la ciudad,  ella tiene que ir a por lo menos media docena de farmacias cuando busca medicamentos, ya sean prescritos o productos básicos de venta libre. Además, como todos los demás normalmente parte con las manos vacías. Aquellos con recursos ordenan de España los productos que no pueden encontrar aquí, y aquellos con contactos les piden a los visitantes estadounidenses traer paquetes "de lujo" con productos como NyQuil y Excedrin.

Pero otros van al veterinario. Ahora es común recurrir a los veterinarios y a las tiendas de mascotas porque los farmacéuticos rara vez tienen las medicinas buscadas, y los vendedores ambulantes del mercado negro cobran cantidades exorbitantes por artículos de procedencia cuestionable. Así que la gente toma antibióticos para perros y analgésicos para gatos.

“Estoy indignada de tener que tomar medicamentos para los animales”, me dijo Elena. Ella lloró. Su hija de 18 años, que tiene hepatitis, también recurre a ellos. “Es terrible que tengamos que hacer esto”.

Los medicamentos para mascotas pueden ser muy similares a los fabricados para los seres humanos --si, como dijo el veterinario local Fernando Navia, “hay buenos estándares y buenas manufactura”. En Venezuela, esas son grandes condicionales.

Incluso en el mejor de los casos, puede haber grandes diferencias en las dosis y los excipientes. Pero el factor crucial es que los medicamentos para animales no se importan a través de los canales regulados por el gobierno y, en términos relativos, están ampliamente disponibles.

Los médicos están horrorizados y resignados. Stewart Sembergman, un médico de un hospital público de Caracas, dijo que les dice a los pacientes que los productos farmacéuticos para mascotas deberían ser su última opción --percatándose de lo ridículo que son sus consejos. “Es peor no tomar ningún medicamento. En esta crisis, tenemos que utilizar cualquier recurso”.

El gobierno no ha reconocido públicamente la escasez de medicamentos, ni alimentos, dinero en efectivo, autopartes, materiales de construcción o cualquier otra cosa. Hace unas semanas, estuve en una conferencia de prensa en la que el presidente Nicolás Maduro negó que hubiera algún tipo de crisis humanitaria en el país.

Pero mis sitios de redes sociales están inundados de súplicas. “¿Alguien tiene acceso a medicamentos para la presión arterial para mi padre, que acaba de sufrir un ataque al corazón?” “¿Puede contribuir a la campaña Go Fund Me para beneficiar a mi madre, que tiene cáncer y necesita quimioterapia?”

Hay protestas callejeras dispersas, como la de hace unos días escenificaron  personas con enfermedad de Parkinson frente a la sede de las Naciones Unidas en Caracas. Pidieron ayuda para obtener los medicamentos que necesitan, algunos con carteles que decían: “No quiero morir”.

Así que, lo que está haciendo Elena tiene sentido. Tengo dos perros de rescate sanos y felices. Si me enfermo, por supuesto que no dudaré en ir con su veterinario.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo                          

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Fecha de publicación: 05/12/2018

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