31 de may. (Sentido Común) -- El gobierno del presidente Donald J. Trump asestó un nuevo y duro golpe al orden económico mundial al anunciar que a partir de mañana las importaciones de acero y aluminio que provengan de países y regiones aliadas --como Canadá, México y la Unión Europea--, pagarán un arancel.

     Bajo el argumento de que el acero y aluminio importado pone en riesgo la seguridad nacional de su país por desplazar a los productores estadounidenses, un pretexto ajeno a una posible práctica comercial desleal, la administración Trump tomó una medida que podría, para algunos especialistas, desatar una confrontación comercial entre naciones y regiones aliadas y que enfrentan los mismo problemas, como son los subsidios gubernamentales de países como China y Rusia, a productores metalúrgicos.  

     Con el anuncio, el mandatario, de 71 años de edad, vuelve a cumplir con sus posturas de su campaña electoral de que como presiente inhibiría las importaciones a fin de supuestamente proteger a las empresas y a los trabajadores estadounidenses, los cuales, desde su punto de vista, han padecido las prácticas desleales de comercio de otros productores foráneos.

     La decisión de Trump de imponer aranceles recibieron de inmediato el rechazo de los países y de la región afectada.

     “México reitera su postura en contra de medidas proteccionistas que afectan y distorsionan el comercio internacional de mercancías”, dijo, por ejemplo, la Secretaría de Economía, tras la decisión de Estados Unidos de imponer aranceles de 25% al acero y 10% al aluminio nacional.

     En el centro de la decisión del gobierno estadounidense está la filosofía económico-política de Trump de ver con recelo al comercio internacional. Para el presidente estadounidense, la apertura comercial mundial de las últimas tres o cuatro décadas ha dejado más desventajas que ganancias a su país, por lo que, desde su perspectiva, Estados Unidos es un perdedor neto de la globalización.

     Diversos estudios económicos han demostrado exactamente lo contrario, que el comercio internacional ha traído más beneficios que perjuicios a la mayor economía del mundo, aunque Trump los desconoce y haya decidido, por ello, tomar diversas medidas contra el comercio internacional.

     Una de esas medidas fue, por ejemplo, retirar a su país del pacto de libre comercio de 12 países con costas al Océano Pacífico, mejor conocido como Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, o TPP por sus siglas en inglés, que para muchos fue un error histórico que a la postre lastimará más a Estados Unidos que ayudarlo. 

     Así, los aranceles al acero y aluminio de Canadá, México y la Unión Europea vuelven a confirmar la postura proteccionista de Trump y por la cual inició también la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que él ve como el peor pacto comercial en la historia estadounidense, en agosto del año pasado.

     Trump incluso ya amenazó con imponer aranceles a las importaciones de vehículos y autopartes, independientemente de su origen, bajo el mismo pretexto de que la seguridad nacional está en riesgo por esas compras foráneas, un argumento que otros mandatarios ven como algo ridículo.

     El problema de la visión Trump y que el no acaba de comprender, es que la imposición unilateral de aranceles muy probablemente provocará que los países sancionados hagan lo mismo, con lo que otras industrias, otros sectores y algunos trabajadores de la economía estadounidense se verán lastimados por sus medidas proteccionistas.

     Al menos, así lo consideraron diversas asociaciones empresariales estadounidenses luego del anuncio del gobierno estadounidense de imponer aranceles al acero y aluminio.

     “Esta medida golpeará a las empresas manufactureras de Estados Unidos con mayores costos, mientras que frenará también el crecimiento del sector de la construcción de nuestro país y pondrá el freno a la creación de empleos en estas dos industrias claves”, dijo Myron Brillian, vicepresidente ejecutivo y director de relaciones internacionales de US Chamber of Commerce, una organización que representa los intereses de más de tres millones de negocios estadounidenses de todos tamaños, sectores y regiones.

     De hecho, está comprobado que las economías no ganan cuando los países comienzan a restringir el comercio internacional, sin que ello signifique que las autoridades deban de dejar de tomar medidas para ayudar a las industrias y a los trabajadores que se ven desplazados por el libre comercio.

     De cualquier manera, el anuncio de los nuevos aranceles provocó una reacción negativa de los gobiernos de Canadá, México y la Unión Europea, los cuales anunciaron que tomarán medidas equiparables contra bienes estadounidenses.

     “Hoy es un mal día para el comercio mundial”, dijo Cecilia Malmström, encargada de comercio de la Unión Europea, en un comunicado. “Esta no es la manera para hacer negocios, menos aún entre viejos socios, amigos y aliados. Ahora que ya es claro, la respuesta de la Unión Europea será en la misma proporción y bajo las reglas de la Organización Mundial de Comercio” (OMC).

     Así, los funcionarios europeos advirtieron que solicitarán la creación de un panel de solución de controversias dentro de la OMC a fin de confrontar legalmente los argumentos estadounidenses que derivaron en la imposición de los aranceles al acero y aluminio.

     El gobierno mexicano, de igual manera, condenó la medida estadounidense por carecer de argumento legal válido y anunció que impondrá aranceles, dentro de las reglas del TLCAN, a diversos productos estadounidenses en represalia por la medida unilateral de su principal socio comercial.

     “México ha indicado en  reiteradas ocasiones que este tipo de medidas bajo el criterio de seguridad nacional no son adecuadas ni justificadas”, agregó Economía en su comunicado, en el que además indicó que la medida terminará lastimando a otros sectores estratégicos del país vecino del norte que consumen acero mexicano o canadiense para la elaboración de sus productos.

     Las industrias estadounidenses que, desde el punto de vista de México, podrían ver crecer sus costos de producción por los aranceles a los insumos metalúrgicos mexicanos son: automotriz, aeroespacial, eléctrico y electrónico, entre otras.

     Claro que no todos en México coinciden con la decisión del gobierno mexicano de tomar represalias contra productos estadounidenses por las medidas de Trump. Para algunos, las acciones, de corte proteccionista, lastimarán también al final al consumidor mexicano

     “O sea, si los americanos quieren dañar al consumidor, dañemos también a los nuestros. . . No hemos aprendido”, escribió Manuel Sánchez, economista y exsubgobernador de Banco de México, en su cuenta de la red social Twitter, en respuesta al anuncio de la Secretaría de Economía. “Por qué México va a hacer lo mismo si no es adecuado ni justificado. Mucha política poca economía”.

     Los productos estadounidenses a los que México impondrá tarifas a partir del 1 de junio son: aceros planos (lamina caliente y fría, incluidos recubiertos y tubos diversos), lámparas, piernas y paletas de puerco, embutidos y preparaciones alimenticias, manzanas, uvas, arándanos, diversos quesos, entre otros.

     De cualquier manera, los aranceles al acero plano podrían tener repercusiones negativas para el país, ya que México es el segundo comprador más importante de ese metal estadounidense, mientras que es el número uno de aluminio proveniente del país vecino del norte. Este metal, sin embargo, podrá aún ingresar al país libre de arancel.

     Los aranceles serán “por un monto equiparable al nivel de la afectación”, dijo Economía. “México reitera su postura en contra de medidas proteccionistas que afectan y distorsionan el comercio internacional de mercancías”.

     El gobierno mexicano agregó que los aranceles que aplicará en represalia se mantendrán hasta que el gobierno estadounidense elimine los que anunció hoy.

     La decisión inicial de Estados Unidos de gravar las compras foráneas de acero y aluminio la tomó el 8 de marzo pasado. Sin embargo, para los productos mexicanos, canadienses y europeos, el Departamento de Comercio de esa nación, había dado una prorroga con el fin de buscar una negociación antes de la aplicación de las tarifas.

     En el caso de México y Canadá, la exención la había concedido Estados Unidos a fin de que los tres países pudieran terminar la renegociación del TLCAN.

     Eso no se ha dado, por lo que la administración Trump decidió seguir adelante con la imposición de los aranceles, aun cuando las tres naciones están comprometidas, a pesar de las nuevas tarifas, en seguir con las pláticas para intentar modernizar el acuerdo de libre comercio norteamericano.

     Los únicos países a los que Estados Unidos exentó de sus nuevos aranceles al acero y aluminio fueron Australia y Argentina, dos naciones que aceptaron reducir su capacidad productiva de aluminio para evitar enfrentar las nuevas tarifas.

     El anuncio de los aranceles estadounidenses al acero y aluminio golpeó lo mercados financieros de México y el mundo, por la posibilidad de que la medida provoque una confrontación que reduzca el flujo comercial internacional.

     En México, el tipo de cambio sufrió una caída de 0.6% al ubicarse en 19.92 unidades por dólar. No obstante, tras el anuncio de Estados Unidos llegó a cotizar por momentos por encima de 20 pesos por dólar en el mercado interbancario.

     Por su parte, el índice S&P/BMV IPC de la Bolsa Mexicana de Valores cerró la jornada con una pérdida de 0.1%, al ubicarse en 44 mil 662.55 puntos, mientras que el referente de la segunda bolsa que cotiza en el país, FTSE Biva, perdió 0.03% hasta 909.5 enteros.

     En Estados Unidos, el Dow Jones Industrial Average terminó con una caída incluso mayor, de 0.9%, mientras que el S&P 500 retrocedió 0.7% y el Nasdaq bajó 0.3%.

 


*César E. Pérez, Karen Alcalá y Jairo Ibarra contribuyeron para la elaboración de esta historia.







Fecha de publicación: 31/05/2018

Etiquetas: EUA Trump arancel acero aluminio Canadá México economía comercio