18 de sep. (Sentido Común) -- Para casi todos los expertos en aeronáutica e infraestructura aérea, la disyuntiva entre mantener la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en lo que fue el Lago de Texcoco o cancelar esa obra para edificar otra terminal en la base militar de Santa Lucía para superar el problema de la saturación aérea en el Valle de México, no requiere mayor ciencia.

      La cercanía de Texcoco a la capital, las ventajas aeronáuticas de la zona, la amplitud del terreno, las posibilidades de crear un hub aéreo en México y de detonar un desarrollo económico en una región deprimida de la capital, hacen muy superior para esos expertos la propuesta actual sobre la de edificar un nuevo aeropuerto en Santa Lucía y mantener abierto el actual.

     Sin embargo, no todos los especialistas piensan igual. Hay algunos, como son los biólogos y ambientalistas, quienes ven con escepticismo la edificación en Texcoco de la nueva terminal aérea por el impacto que tendrá en la población aviar que habita y frecuenta esa región del Valle de México.

     Este “es un hábitat único en la cuenca de México” para diversas aves, dijo Bertha Patricia Escalante Pliego, una bióloga especialista en biodiversidad y conservación de aves, en una conferencia organizada para presentar diversos argumentos contra la construcción del aeropuerto que ya se edifica en Texcoco. “Los humedales [en la zona] son esenciales” para algunas aves.

     De acuerdo con esos expertos, la terminal que está construyendo actualmente el gobierno de Enrique Peña Nieto en Texcoco y que podría preservar la administración entrante de Andrés Manuel López Obrador --si así lo determina la consulta popular que hará a finales del próximo mes-- representará un riesgo para al menos 182 especies de aves que habitan en esa zona a lo largo de diversos periodos del año.

     Para esos especialistas, el nuevo aeropuerto en Texcoco y la permanencia de las aves en la zona son prácticamente incompatibles por la destrucción que representará la nueva terminal de los humedales que hoy existen en lo que fue el Lago de Texcoco y que son los hábitats naturales para muchas de esas aves, en particular aves acuáticas o playeras.

     Cada año, dependiendo de la cantidad de agua que caiga en el Valle de México en la temporada de lluvias, entre 60 mil y 300 mil aves migratorias llegan al Lago de Texcoco.

     Muchas de ellas, en particular, visitan el Lago Nabor Carrillo dentro de esa área, que, para los medioambientalistas, está ya siendo afectado por las construcciones de la nueva terminal aérea y que al parecer será reducido a un espejo de agua para provocar que las aves emigren a otras zonas y no intervengan con las operaciones aeroportuarias si se mantiene la construcción del NAIM en esa zona.

     “Es incompatible el aeropuerto [en Texcoco] con las aves”, agregó la académica del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en la conferencia.

     La reducción de la profundidad de Lago Nabor Carrillo --nombre que se le dio a ese cuerpo de agua en honor del ingeniero civil que ideó el plan para rehidratar el lago y así evitar inundaciones en la capital del país-- hará que las aves no encuentren suficientes insectos en ese cuerpo de agua, lo que las forzará a buscar otros lugares a los que emigrar.  

     Los biólogos, sin embargo, temen que esas aves no encuentren un sitio similar o cercano en el Valle de México para recuperar su hábitat.

     Algunas de las aves que habitan en las zonas aledañas al Nabor Carrillo y que podrían estar en riesgo por la destrucción de los humedales son el búho, los flamencos y patos. Esas aves llevan al menos 10 años viviendo ahí no sólo porque encuentran suficiente alimento, sino también porque no enfrentan depredadores naturales.

     “Si los sacan de ahí, obviamente mueren porque no hay otro lugar”, agregó Escalante, quien ha estudiado las aves que habitan esa zona del Estado de México durante los últimos 18 años. “Esos rescates de fauna que dicen que hacen, pues son pura farsa” porque no hay donde reubicarlos.

     Además, el Lago Nabor Carrillo, es, para los expertos, un área esencial para aves migratorias que pasan algunas temporadas del año ahí antes de volar hacia otros sitios.

     Los especialistas han encontrado, por ejemplo, entre 100 y 140 nidos de aves avoceta en la región. Esa especie viaja desde Oklahoma, en Estados Unidos, hasta el centro del país. También los biólogos dicen que otras especies que vienen desde Canadá, hacen escala en Texcoco, para posteriormente seguir su viaje hasta Sudamérica.

     Estas “aves vienen a reproducirse aquí”, agregó la bióloga en la conferencia ofrecida en Ciudad de México.

     Claro que la nueva terminal aérea en Texcoco es no sólo un riesgo para la fauna y el medio ambiente de la zona, sino también para las mismas aeronaves que circularán por la región.

     De acuerdo con expertos en aeronáutica, la construcción de cualquier terminal aérea debe estar lejos de zonas con algunas poblaciones aviares, ya que por su tamaño y la altura a la que vuelan podrían afectar los vuelos de las aeronaves y representar riesgos para la seguridad de los pasajeros.

     Algunos accidentes aeronáuticos ocurren por la colisión de aviones con grupos de aves de tamaño mediano, como los patos, los cuales al chocar con un avión pueden dañar los equipos aéreos.

     Un caso emblemático de esto fue el acuatizaje que tuvo que hacer un avión de la aerolínea United Airlines en el Río Hudson, a un costado de la isla de Manhattan, en Nueva York, tras el impacto de gansos con las dos turbinas de la aeronave luego de su despegue del aeropuerto de La Guardia, con destino a Carolina del Norte.

     De acuerdo con Escalante, las autoridades neoyorkinas gastan más de 250 mil dólares al año para matar gaviotas que habitan en zonas cercanas a sus aeropuertos, a fin de evitar accidentes.

     De ahí que no solo ambientalistas, también autoridades aeronáuticas como The MITRE Corporation, una entidad especializada en dictaminar las mejores soluciones aeronáuticas para terminales aéreas en el mundo y vinculada con el centro de estudios superiores Massachusetts Institute of Technology (MIT), han advertido las desventajas para NAIM DE existan hábitats para aves cercanos.

     MITRE, que apoya la construcción en Texcoco, dijo incluso en un dictamen que la nueva terminal debería estar al menos a ocho kilómetros de distancia de áreas que representan un “riesgo aviar”.

     Aparentemente y de acuerdo con MITRE, el polígono de la actual construcción, no cumple con ese requisito.

     Las autoridades que actualmente edifican el nuevo aeropuerto en Texcoco confían que sus planes para reducir la profundidad del Lago Nabor Carrillo reduzcan los riesgos que ven las autoridades aeronáuticas de The MITRE Corporation.

 

 



Fecha de publicación: 18/09/2018

Etiquetas: NAIM México medio ambiente biología aves fauna daño construcción nuevo aeropuerto